Regiones agrícolas como la Andina, Caribe y los Llanos serán vulnerables a La Niña | El Nuevo Siglo
Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia.
Domingo, 19 de Enero de 2025
Redacción Economía

El cambio climático y los fenómenos meteorológicos asociados, como el aumento de las precipitaciones o las sequías prolongadas, representan desafíos significativos para la agricultura y la ganadería en Colombia.

En este contexto, el análisis de tendencias meteorológicas, la implementación de buenas prácticas agrícolas, el acceso a financiamiento y aseguramiento y el trabajo colaborativo entre el sector público y el privado son claves para mitigar sus efectos.

El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) confirmó que las condiciones oceánicas y atmosféricas asociadas al fenómeno de La Niña se han manifestado en las últimas semanas en Colombia.

De acuerdo con la entidad, este evento climático, caracterizado por el enfriamiento de las aguas superficiales del océano Pacífico tropical, podría consolidarse en los próximos meses con una intensidad débil y una duración limitada.

De acuerdo con el Ideam, el fenómeno de La Niña no es el único factor que influye en las variaciones climáticas del país. Otros elementos, como la oscilación Madden-Julian y las características físicas y geográficas del territorio, también desempeñan un papel importante en la configuración del clima.

Asimismo, el Banco Mundial en su último informe lanzó un mensaje de urgencia a las naciones latinoamericanas: “El cambio climático, en particular las sequías inducidas por La Niña, sigue representando una amenaza significativa para la agricultura y la infraestructura en las zonas vulnerables”.

En ese mismo sentido,  el último informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (Noaa), aclaró que estas condiciones comenzaron a registrarse desde diciembre de 2024, marcando el inicio oficial del fenómeno.

La Noaa señaló que hay un 59 % de probabilidad de que La Niña persista durante el primer trimestre de 2025, abarcando los meses de febrero, marzo y abril. Sin embargo, se espera que el sistema océano-atmósfera retorne a una fase neutral entre mayo y junio, con un 60 % de probabilidad de que esto ocurra.

Cómo se prepara el país

Por eso desde el sector agrícola se están alistando para enfrentar los efectos de este fenómeno climático. Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), exploró las implicaciones de estos fenómenos, las estrategias adoptadas por productores y gremios, y el papel de las políticas públicas en la adaptación al cambio climático.

En cuanto al incremento de las precipitaciones y su impacto en las regiones productoras, el Ideam prevé un incremento en las precipitaciones en las regiones Andina, Caribe, Pacífica y los Llanos Orientales, aunque la afectación en la Amazonía y la Orinoquía no es clara.

Según lo que le dijo Bedoya a EL NUEVO SIGLO, estas zonas abarcan una gran parte de la producción agropecuaria del país, lo que podría poner en riesgo cultivos y sistemas ganaderos. Sin embargo, determinar con precisión cuáles sectores serán más afectados es complejo, ya que las dinámicas climáticas son variables. La recomendación es un monitoreo continuo para identificar impactos específicos y minimizar riesgos.

Así mismo, en cuanto a las estrategias implementadas para mitigar los impactos climáticos, los productores colombianos han adoptado varias para enfrentar estos desafíos, entre las que se encuentran la preparación de infraestructura, mantenimiento de canales de drenaje para prevenir inundaciones y evitar el daño a cultivos.

Las buenas prácticas agrícolas están promovidas por gremios y el Ministerio de Agricultura, quienes han trabajado en pedagogía y asesoría técnica para los productores.

Sobre el intercambio de experiencias internacionales, Bedoya aseguró que Colombia ha aprendido de países con condiciones climáticas similares, lo que ha permitido fortalecer las estrategias locales. Se destaca la importancia de los seguros agrícolas como herramienta esencial para proteger a los productores frente a fenómenos climáticos extremos.

Las regiones más vulnerables

El presidente de la SAC aseguró que las regiones más vulnerables son la Andina, la Caribe, la Pacífica y los Llanos Orientales, que son las más susceptibles a las alteraciones climáticas. Enfatizó que, aunque no se puede anticipar con certeza la magnitud de los efectos, estas áreas son críticas para la producción agropecuaria del país y su vulnerabilidad requiere atención prioritaria.

El directivo gremial recordó que, en el pasado, fenómenos climáticos como El Niño han presentado tanto retos como oportunidades para ciertos cultivos. Algunas zonas se vieron beneficiadas por condiciones climáticas favorables, lo que resalta la importancia de monitorear constantemente las variables climáticas. La capacidad de respuesta y adaptación de los productores ha sido fundamental para minimizar pérdidas.

En el caso de Colombia, el Ideam indicó que las precipitaciones podrían superar los promedios históricos en un 10 % a 20 % en el centro-sur de la región Caribe, el centro de la región Andina y gran parte de la Amazonía. 

Reconoce que aparte de El Niño y La Niña, el cambio climático ha generado efectos visibles en el sector agrícola, como sequías en nuevas regiones, debido a que las altas temperaturas las han ocasionado en zonas previamente no afectadas.

Entonces, “eso es una realidad desafortunada que nos obliga a todos a prepararnos y a trabajar en equipo, y el sector privado tiene a veces mayor capacidad por la experiencia acumulada, y acá lo que les hemos dicho a todos es que siempre los gobiernos estarán listos para contribuir y trabajar de tal manera que los productores sean los beneficiarios y también los consumidores”, sostuvo el dirigente.

Destacó que la cooperación entre el Gobierno nacional, entidades como la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia), el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y el sector privado es crucial para desarrollar investigaciones y tecnologías que permitan enfrentar las nuevas realidades climáticas. Además, los gremios como Fedearroz, la Federación Nacional de Cafeteros y Fedecacao juegan un papel vital al transferir conocimientos y herramientas a los productores.

Resaltó que el cambio climático también influye en los costos de producción y, por ende, en los precios de los productos agrícolas. Factores como el costo de fertilizantes, la tasa de cambio, las políticas monetarias del Banco de la República y la dinámica de los sectores económicos como el comercio y la construcción determinan el comportamiento de la inflación. Una oferta limitada debido a fenómenos climáticos podría generar presiones inflacionarias, afectando tanto a los productores como a los consumidores.

“El mercado dependerá de si hay una reactivación seria, estable, y ojalá con mucha dinámica para los sectores que representan millones de consumidores y que son grandes generadores de empleo, como es el caso de la industria manufacturera, el comercio, la construcción misma, así que ese balance entre oferta y demanda será, y el comportamiento de esos sectores será lo que determine lo que pueda pasar en materia de inflación”, afirmó Bedoya.

Por último, recomienda fortalecer los sistemas de monitoreo meteorológico y mantener una vigilancia constante sobre las condiciones climáticas. Así como aumentar las iniciativas de capacitación y asegurar un acceso más amplio a financiamiento y seguros agrícolas para los productores.

De igual manera, promover la investigación en nuevas tecnologías que permitan la adaptación y resiliencia frente al cambio climático y fomentar el trabajo conjunto entre el Gobierno, entidades privadas y gremios para enfrentar los retos de manera integral.

Para concluir, el cambio climático y fenómenos como el de La Niña son un desafío ineludible que exige acción inmediata y coordinada. Las estrategias adoptadas hasta ahora han mostrado resultados positivos, pero es necesario seguir trabajando en la mitigación y adaptación para garantizar la sostenibilidad del sector agropecuario colombiano y la seguridad alimentaria del país.