MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Domingo, 28 de Octubre de 2012

Revocatoria para Petro

¿Quién  se atreverá? O mejor como diría el Chapulín Colorado, “y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?”. La realidad de la capital del país es dramática. Las promesas por las cuales fue elegido Gustavo Petro se esfumaron con la misma velocidad con la que cambia de parecer. Petro se ha caracterizado por gobernar en contra de todo (instituciones, entidades, empresas públicas y privadas, etc.) y con un delirio de persecución que raya en la obsesión. Petro pasó de ser un excelente senador, de esos que hablan y hablan, a ser un pésimo ejecutor. Él pensó que gobernar bien era a punta de discursos incendiarios y decisiones polémicas y sin sustento.

A pesar de la quejadera en las reuniones familiares, en las oficinas, en el Transmilenio cuando se charla con un desconocido, nadie se atreve a proponer un cambio de rumbo. Uno que además nazca desde las entrañas de una ciudadanía que sufre, digámoslo claro, la incompetencia del Alcalde Mayor.

Sin embargo, aunque la revocatoria es un buen mecanismo democrático, sí es uno bastante romántico, porque desde que fue previsto en la Ley 134 de 1994, no ha servido para nada. Desde su aplicación, 72 municipios han adelantado las gestiones  para la revocatoria de los respectivos alcaldes, según datos de la Registraduría Nacional, pero hasta la fecha a ningún alcalde ni gobernador se le ha revocado el mandato a pesar de las iniciativas ciudadanas.

Aferrándome a esa idea romántica de tener a una persona capaz de manejar la problemática de la ciudad, me pregunto quién podría abanderarse de un proyecto tan complejo y con grandes posibilidades de fracasar.

En teoría solo basta hacer la solicitud por parte del 40% del total de los votos válidos emitidos en la elección del Alcalde en el 2011. Luego las firmas son revisadas por la Registraduría Nacional en un plazo de 30 días hábiles prorrogables para dar el aval a la solicitud. Hasta la fecha lo que se evidencia es que el problema no es de firmas sino de lo que sucede después de su recolección, ya que los firmantes de las revocatorias no son los mismos votantes y es en las urnas donde se le acaba la gasolina a la iniciativa ciudadana.

Lo malo es que hay que esperar todavía a que se cumpla un año de la posesión de Petro. Lo bueno, es que de aquí al 1 de enero de 2013 no es lo mucho lo que el Alcalde va a mejorar.