María Clara Ospina | El Nuevo Siglo
Miércoles, 29 de Julio de 2015

 

“Deseo de encontrar vida diferente es antiguo”

HILANDO FINO

Otras voces en el cosmos

 

EL  deseo de encontrar vida diferente o semejante a la nuestra en algún lugar del universo es tan antiguo como el ser humano. El hombre siempre ha mirado hacia el cielo en busca de sus dioses y de criaturas extraordinarias. Siempre se ha pensado que alguien debe estar desde ese inmenso espacio vigilándonos. Esta es una noción que se ha repetido en la mente humana desde tiempos inmemoriales.

En 1440 el cardenal alemán Nicolás of Cusa, teólogo, filósofo y místico, de gran relevancia en el siglo XV, mencionó en su escrito “La docta ignorancia”, que en la Luna y en el Sol podría haber habitantes.

En 1584, Giordano Bruno, matemático, filósofo, astrónomo y monje dominico, en su juventud, conceptuó que la naturaleza de los planetas era similar a la de la Tierra, luego era posible que en ellos hubiera  animales y seres inteligentes. Bruno moriría en la hoguera, condenado como hereje, por algunas de sus teorías, por la inquisición romana.

En 1984  la NASA envió señales de radio al espacio, a más de 1.000 años luz, en un esfuerzo por contactar inteligencia extraterrestre.

Hoy esta búsqueda es el propósito de algunas de las mentes más brillantes en cosmología, como es la de Stephen Hawking, quien, en compañía del billonario ruso-judío, Jury Milner,  acaba de anunciar, en la Real Academia de Londres, que invertirán cien millones de dólares, durante 10 años, para investigar sobre la existencia de vida extraterrestre.

Hawking afirmó: “En algún lugar del cosmos, quizá, vida inteligente nos puede estar observando (…) es importante para nosotros saber si estamos solos en la oscuridad” y continuó: "Creemos que la vida se dio espontáneamente en la Tierra, lo mismo puede haber ocurrido en otro lugar del universo infinito”.

El programa será 50 veces más sensitivo, 100 veces más rápido y cubrirá 10 veces más espacio que iniciativas anteriores. Este proyecto analizará más de un millón de estrellas de La Vía Láctea y las 100 galaxias más cercanas a la Tierra.

Mi pregunta es ¿para qué queremos encontrar extraterrestres, si la humanidad no ha sido jamás capaz de vivir en paz, si somos guerreros incorregibles? ¿Si encontramos otros seres en el universo, cuánto tiempo demoraremos en tratar de destruirlos o que ellos nos destruyan?

Ya el mismo Hawking había advertido sobre los peligros de encontrar otras civilizaciones: “Una civilización que lea nuestros mensajes puede estar billones de años adelantada. Si es así será bastamente más poderosa y puede vernos tan  insignificantes como nosotros vemos a una bacteria”.

 Así que realmente no considero esta idea tan valiosa. Al contrario, de tener éxito  podría traerle a la humanidad enormes problemas, quizá su aniquilación.

Yo, insignificante ciudadana del planeta, le sugiero a este sabio y a este billonario usar mejor su dinero; quizá invertirlo en una de las miles de necesidades urgentes de la humanidad. ¿Cuántos pozos de agua se podrían perforar en pueblos sedientos con esos cien millones de dólares? ¿Cuántos toldos protectores se podrían repartir en zonas de malaria? ¿Cuántos pequeños puestos de salud podrían construirse? Pero mi voz es muy insignificante (como una bacteria) comparada con la posibilidad de encontrar otras voces en el cosmos.