MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Mayo de 2012

La desaparición de una lengua

 

En Tierra del Fuego, al extremo sur de Argentina, los yálanda tenían decenas de palabras para nombrar el color verde y otras tantas para nombrar las playas, los familiares, la nieve.

Esta lengua, inmensamente rica se dejó de usar al morir el último de la raza en 1904. Afortunadamente, en 1870, el pastor anglicano Thomas Bridges se estableció en Ushuaia y con dedicación preservó 32.000 de las palabras de estas gentes en un diccionario yálanda-inglés.

No sucede así con la mayoría de las lenguas primitivas, que desaparecen cuando mueren quienes las hablaban, sin dejar récord escrito de sus palabras.

La desaparición de una lengua es una enorme pérdida para la humanidad. Con ella se esfuman la manera de comunicarse de un pueblo, la imaginación de sus expresiones, su colorido fonético, la musicalidad de sus canciones y sus poemas; se borra parte integral de la existencia de quienes la hablaron.

Bien han sabido los conquistadores, invasores o colonizadores de todos los tiempos, que la mejor manera de someterlos es reprimiendo su idioma. Así se destruye el alma de su nacionalidad y se doblega el espíritu de los pueblos conquistados.

Según la Unesco (Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura), de las más de 6.700 lenguas censadas en la Tierra, más de 2.500 están en riesgo de desaparecer.

De acuerdo con las investigaciones realizadas, cada dos semanas desaparece una “lengua madre”. De continuar este proceso, en pocas décadas se habrá extinguido la mitad de ellas.

En Colombia, 68 lenguas están en peligro de desaparecer, 62 en Perú, 144 en México, 190 en Brasil. Los números son semejantes en Oceanía y África. En Europa muchas lenguas, como el vasco y el galés, se defienden debido a la insistencia de quienes las hablan y las consideran un factor decisivo de su identidad.

Es así como pueblos como el ktunaxa, de Norteamérica, donde solo un grupo de ancianos mantienen su lengua, están recurriendo a la Internet para interesar a los jóvenes e impedir su desaparición.

En este mundo globalizado, la presión sobre las tribus primitivas para que se integren a una sociedad cada vez más homogénea es inmensa.

Si un pueblo quiere participar de los beneficios de la era moderna debe hablar alguno de los idiomas dominantes, como el inglés, el español o el chino, con los cuales se maneja toda la información actual.

Los lingüistas de la National Geographic, en Washington, quienes han desarrollado un importante trabajo de análisis y seguimiento de este tema, en una conferencia reciente informaron que “cerca del 80 por ciento de la población mundial habla solo ochenta y tres lenguas, mientras que tres mil lenguas son habladas por solo el 0.2% de la población”. Los investigadores coincidieron en que la pérdida de una lengua “es un erosión de la base del conocimiento humano”.