MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 1 de Agosto de 2012

Chávez, el gran manipulador

 

No hay un solo truco que Hugo Chávez no haya utilizado para que la gente del pueblo venezolano lo identifique con las ideas, actitudes e imagen de Simón Bolívar. No importa que tan descabellado o absurdo este sea.

El último, y tal vez el más increíble, es haber recreado el rostro del Libertador a la imagen y semejanza del suyo. Remplazando los ojos inteligentes, nariz y finos labios, bien conocidos de Simón Bolívar, vistos en los retratos al óleo que le fueron hechos en vida, por unos labios carnosos y una nariz gruesa, además de unos ojos pequeñitos, calcados a la perfección del rostro de Hugo Chávez.

El martes 24 de julio Chávez explicó con todo detalle ante las cámaras de televisión cómo había sido la reconstrucción del rostro de Bolívar usando la “jerga científica” de los detectives de cualquier serie de televisión policíaca. Muy dramático, con un gran sentido histriónico, como él lo sabe hacer a las mil maravillas. Me parecía estar viendo a uno de los detectives de la serie CSI.

Con esto, el astuto Chávez pretende que el pueblo lo identifique plenamente con el Libertador. Enviando así un mensaje subliminal, al estilo de los más expertos publicistas. Su intención es manipular a las masas, quienes, inconscientemente, lo verán ahora como la reencarnación del Libertador. Algo muy conveniente en vísperas de elecciones. Tristemente, los pueblos son muy manipulables.

¡Caramba, cómo sabe este hombre de engañifas, es un verdadero mago! Nunca se sabe qué nuevo truco se va a sacar de la manga.

La imagen de Bolívar es una poderosa arma en la mente de nuestros pueblos, ansiosos por tener héroes del tamaño del Libertador. Arma que ha sido muy bien utilizada por los marxistas, maoístas y otras especies de izquierdistas y alzados en armas, desde hace unas décadas.

Recordemos cómo el primer acto de los terroristas del M-19 fue robar la espada y las espuelas del Libertador. De ahí en adelante todos sabemos cuantos crímenes cometieron en su nombre.

Hoy día son muchos los grupos de izquierda furibunda que se llaman a sí mismos “bolivarianos”. Adueñarse de la imagen de Bolívar y tergiversar sus ideas, su origen y ahora su imagen, para adaptarla a sus necesidades políticas o criminales, ha dado buenos resultados a muchos bandidos.

¡Que cosa tan triste ver al Libertador tan manoseado!

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Coletilla. Una exsenadora, llena de privilegios, que tiene carros y escoltas, viaja semanalmente, estrena vestimenta, joyas y turbante a diario, arenga contra el Ejército a los indios nasa, diciéndoles que es “una de ellos”. Un humilde sargento del Ejército, que ha luchado desde niño por la supervivencia, prefiere dejarse maltratar y humillar por esos mismos indios antes que usar su arma contra ellos y, aún después del ataque, los defiende. ¿Quién es el amigo de los indios? ¡Qué diferencia entre la actitud de Piedad Córdoba y la del sargento Rodrigo García!