La venta de acciones de Ecopetrol, para responder con financiación a distintos sectores de la economía nacional, y a su vez, asegurar producción de crudo a futuro, no significa privatización, sino fortalecimiento para cerca de una década o más.
El concepto del objetivo para inversión particular en la petrolera fue emitido en el segundo semestre del 2018, por expertos en Colombia y expresidentes de la empresa.
Las señales de respaldo pasaron inadvertidas porque se produjeron en plena segunda vuelta de elección presidencial, esperando cifras y resultados sin mirar realidad futura.
Al agitarse la intención de colocar en particulares el 8,49 por ciento, sobre el total del 20 por ciento autorizado en 2006, el debate vuelve la palestra.
De ese volumen se ha colocado en particulares 11,51 por ciento, de acuerdo con las cifras oficiales. La operación no es para entrar en pánico, sino seguir con cuidado, el perfil de un negocio con calidad.
Valga la apreciación, porque en foros como el Congreso de la República, se discute, algunas veces, a las volandas o con argumentos salidos de tono.
El proceso consultado en distintas fuentes de economía nacional dice que puede ser fracaso anticipado, si el producido se dirige a cubrir huecos grandes o pequeños en las finanzas nacionales.
El éxito completo podrá cantarse si lo captado se invierte en áreas productivas, inversión en obras y servicios públicos, tras una selección bien pensada y sin infiltración corrupta.
El criterio es razonable toda vez que el petróleo es visto de manera condicional: frente al desarrollo tecnológico mundial, la vida del crudo está calculada para 10 años, o un poco más, previsto su descenso gradual.
Así lo sustentan expertos que no hablan mucho, porque están en consorcios mundiales que dominan el comercio petrolero hace décadas, dicen analistas en Washington.
El momento pinta bien. El nivel actual está en ascenso, desde diciembre y, puede alcanzar total de 900 mil barriles anuales en 2019, según cifras de la empresa.
El optimismo lo completan potenciales compradores de acciones, quienes indagan por la reapertura de ofertas; tampoco se descarta la venta de otros activos, entre ellos, los de energía eléctrica.
Está en manos del Gobierno dar empuje a la oferta, si por ejemplo, se compensa con inversión productiva como la agroindustrial, elogiada en mercados internacionales.
Operadores bursátiles, consideran que la negociación puede desarrollarse, en segundo semestre, con transacciones concretas, sobre el plan, como ha funcionado.
El producido se desvanecerá si se destina a burocracia o despilfarro del Estado; el orden de prioridades, mostrará la efectividad del negocio.
La venta no puede ser para fiestas disfrazadas de cultura popular; el esquema, exige modelo claro y destino efectivo en nichos productivos, con empleo, salud y educación.