Monseñor Libardo Ramírez* | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Enero de 2015

EXAMEN DE FALLAS

Arrepentimiento y enmienda sincera

 

Para   curarnos de una enfermedad es indispensable aceptar que la padecemos, que es un mal grave del que debemos liberarnos, que hay qué tener propósito radical de evitar cuanto lleve a reincidir en ella. Algo similar deber darse ante los crímenes y actuaciones indebidas, así se haya caído en ellas sin malas intenciones o pensando que hay causa justificadoras.

Ante un mundo que necesita blindarse contra el mal, cómo es de importante que se dé testimonio de arrepentimiento de toda mala actuación o crímenes cometidos, con  sincera enmienda. Defender o justificar los errores cometidos es cerrar las puertas a las reparaciones necesarias, actitud que genera justificada desconfianza así se hable de paz y reconciliación.

Claro testimonio de necesario aporte a mejoramiento de la situación del mundo y de la Iglesia, la viene dando esta entidad que al ser, de por sí promotora del bien y erradicadora del mal, periódicamente ha pedido perdón de fallas cometidas desde ella misma, o en nombre de ella. En pugnas religiosas fieras, no han faltado excesos de parte de miembros de la Iglesia, y en la lucha por atajar el mal ha habido medidas extremas de represión, de las que ha pedido, humildemente, perdón la Iglesia. Su estilo, en especial a partir del Concilio Vaticano II, ha estado en esa línea de corrección de fallas y de trato bondadoso, al estilo de Jesucristo, hasta con los más alejados que tengan gestos de arrepentimiento.

Nada extraño, en ese sincero actuar de comenzar por ella misma ejemplo de purificación y de enmienda, que ese dechado de transparencia que es el actual pontífice, Francisco, esté poniendo mano firme para evitar toda falla en la moralidad y honestidad en la Curia Vaticana, y que pidiera a todas las personas que en ella colaboran, que, como ofrenda al Niño Dios, se dedicaran a ahuyentar de su ambiente toda falla que la alejara de ser“pequeño  modelo de Iglesia”. Como contribución a crear limpia y atrayente imagen en la Iglesia universal, llama el Papa a “siempre mejorar y crecer en comunicación, santidad y sabiduría para realizar plenamente su misión”.

Para que estos llamados generales no se queden en buenos deseos puntualizó el Papa Francisco puntos en los que cada cual debe examinarse para que cuanto encuentre en su proceder se esfuerce seriamente en arrepentimiento y sincera enmienda. Quince (15) fueron las por él llamadas “enfermedades” deben ser principalmente tenidas en cuenta para no adquiridas o curarlas de lleno si se encuentra alguien contaminado por ellas. No ha sido una reprimenda o revelación imprudente de pecados, ni una denuncia airada, sino un examen exigente de fallas, que, a veces inconscientemente, se  cae en ellas.

Fue, lo comentado, valioso y exigente llamado a evitar actitudes de soberbia, de activismo vanidoso, de funcionalismo de rivalidad y vanagloria, de alzhimer espiritual, de fosilización mental y espiritual, de indiferencia hacia los demás, de poner “cara de funeral” y no de alegría cristiana. Estos aspectos, y otros  derivados de ellos son resaltados por el Papa en su búsqueda no de acabar con la Curia Vaticana, que, con colaboradores purificados y organización actualizada, cumpla su función que con múltiples servicios necesita la Iglesia en esta época de la historia.

 

Quiera Dios que se  aprovechen estas reflexiones sobre una Iglesia más purificada para dar más testimonio y difundir más su salvador mensaje, y que en busca del bien de naciones, como Colombia, se aterrice en su paz y prosperidad, que no vendrá de  hacer más y mas concesiones a quienes han sido adalides de violencia destructora sino exigiendo de ellos, y de todos arrepentimiento y enmienda de tantas fallas, o “enfermedades”, más graves que las señaladas por el Papa para corregir a los colaboradores del Vaticano.

monlibardoramirez@hotmail.com

*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.