Navidad entre alumbrados y vetos | El Nuevo Siglo
Jueves, 15 de Diciembre de 2022

Hasta qué punto la Navidad ha venido perdiendo su estricto sentido del nacimiento de Jesús es una inquietud que no sólo se da por el afán y las compras masivas de la época, sino por el mismo uso de las luces y decoraciones navideñas, sobre todo la de las ciudades, que son labor de la administración pública, como si buscaran dimensionar, más bien, el llamado sentido mágico de la Navidad. Esto sin considerar los vetos que comienzan a sonar por argumentos de respeto a la diversidad y la inclusión.

Es difícil entrar a criticar la buena intención de transmitir con luces y colores la alegría de la época, que de por si invita al encuentro, la unión familiar y a pensar en el otro. Sin embargo, hace pensar, por ejemplo, qué se quiso representar en Bogotá en los postes, con luces de Navidad de unas bicicletas o de manzanas (que viene de la política de las manzanas del cuidado -bienestar y formación de mujeres cuidadoras-). Es la imagen de las intenciones de la administración para la ciudad, digamos un sentido político.       

El alumbrado navideño de Medellín, por su parte, quiso inspirarse en la magia de Encanto de Walt Disney, que resalta con mucho color la cultura colombiana y su paisaje e incluso a los desplazados y su resiliencia, emprendimiento y rebusque. En donde además trabajan un grupo importante de artesanas cabezas de hogar. Siendo el sentido de lo mágico la escogencia. Incluso generó entre los paisas una fuerte polémica por una independiente y adicional creación que representa al mítico Diablo del Carnaval de Riosucio, en plena Navidad.

Llamó en cambio la atención la sentida y pública Carta al Niño Dios de Eduardo Verano de la Rosa, posible candidato a la gobernación del Atlántico, que parte de la sufrida situación de muchos de sus habitantes por causa del invierno. De pequeño, dijo en Instagram, “pedía al Niño Dios balones de fútbol, juguetes de construcción y uno que otro libro, eran juguetes que me alegraban mucho. Tiempo después, fui entendiendo que esa alegría debía ser compartida con los demás. Desde entonces, escribo cartas con deseos que impacten también a otros, que beneficien a los hogares de mi país, y en especial a mi departamento”.

En Gran Bretaña, por su parte, ha habido filtraciones de comunicaciones internas entre funcionarios británicos que debaten por excluir la palabra Navidad en cualquier comunicado a la ciudadanía, en el argumento de proteger la diversidad y la inclusión frente a personas que no la practican y entonces se ha optado por referirse a ella sólo como temporada o celebraciones festivas.

Así, bien por el lado político o aun tratándose de alumbrados de gran atracción turística, da nostalgia ver perder en ellos la representación de María y José, alejándose la tradición del pesebre (la familia en el centro), de los nacimientos o belenes, los villancicos, las novenas -de origen colombiano- hasta las bailables, las maracas y las representaciones teatrales.

Muy seguramente a futuro será en el silencio de cada cristiano como se viva su propia Navidad, independiente del sentido económico, político o mágico que le mundo quiera darle. Ojalá no se pierda, entre vetos, su profunda vocación en familia.

*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI

atisbosmariaelisa@gmail.com