Las reformas en la estructura del Ministerio de Tecnología, Información y Comunicaciones crean la Comisión Nacional de Contenidos y elimina la Autoridad Nacional de Televisión. Un cambio oportuno, quizá esperado por muchos.
La apertura calienta expectativa. Con absoluta certeza, suscitará debate sobre las funciones concretas que tendrá al integrarla y seleccionar candidatos ideales para esa célula en estreno.
En el medio, con el periodístico a la cabeza, se aguarda a la Comisión como epicentro para pulir calidad, fortalecer creatividad, y actuar con responsabilidad, en el manejo tecnológico y humanístico.
Vendrá en el debate, la requerida evaluación sobre películas, dramatizada y humorística. Estos últimos son pocos en la actualidad, algunos repetidos y otros trillados; Es un rasgo, que tendrá su momento, para discutir algún cambio.
El conocimiento televisivo es razón para que los comisionados cumplan y sepan que es requisito exigente, tanto como práctica en el medio, para alcanzar nivel de calidad. Otro, está en el contar con especialistas en distintas áreas. Lo teoría enreda a los teóricos.
El punto central del análisis está en lo periodístico, sobre noticieros, reportajes especiales, entrevistas y eventualmente transmisiones en directo. Son los elementos principales, en materia de contenidos.
Sin duda surgirá la controversia. Por ejemplo, un informativo con una continuidad organizada con primera plana noticiosa y si sus directores consideran necesario, incluir opinión objetiva sobre hechos dominantes del día, no debe impedirse.
Así, al otro lado de la Comisión de Contenidos, pueden aparecer voces y gritos partidistas de moda en el Congreso y eventos políticos, algunos característicos, por choques y gresca verbal. Eso no es libertad de opinión, sino de agresión.
La TV en el mundo no es completamente libre. Los canales públicos y privados tienen autorizada su emisión, de acuerdo con el espectro electromagnético correspondiente a cada país. Banda que, agrupa las frecuencias para los canales en cada país.
Son aspectos desconocidos por muchos televidentes en medio de la crecida oferta del exterior y en Colombia. Una empresa, aunque privada, emite Tv por vía y Derecho, de un Estado.
No quiere decir que los canales tengan que ser gobiernistas, ni que se plieguen a una determinada tendencia política. Otra cosa, es que sean abiertos sin fanatismos ideológicos, porque ahí comienza manipulación y corrupción disfrazada.
Colombia tuvo en otras épocas, presión política y de Gobierno. Ahora esos vientos son menores, porque las malas épocas, en medio de todo enseñan. EL examen sobre medios, según expertos, dice que imparcialidad absoluta no hay.
Este discernimiento, intenta despejar nubes, al nuevo ente regulador de TV pública y privada, para que esté lejos de intereses tendenciosos; mejor televisión noticiosa, formativa, cultural, deportiva y recreativa; Y con objetividad, lo más que se pueda.