Ojo a Maduro | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Enero de 2017

El nuevo año con relación a Venezuela debe significar para Colombia bajar el tono a demasiada diplomacia, ampliar distancia y medir el alcance de las disposiciones de Maduro, sin perder de vista sus pasos. Siempre trata de buscar choque internacional con alguien, para mantenerse en el poder. 

A voz en cuello cerró el año advirtiendo que su Gobierno acaba de adquirir armas en China y Rusia, al ratificar su propósito de retirar a su país de la Organización de Tratado del Atlántico Norte (OTAN).  “Ya verán pronto a Venezuela, con armamento de última tecnología y ejército fuerte”, dijo.

No precisó quienes deben ver sus armas y su ejército. Se entiende en primera instancia, que la amenaza es dirigida a los opositores en el exterior, entendiendo entre ellos, a países de Mercosur, y vecinos cercanos como Colombia.

Y es una forma de sacarse la espina con los países de Mercosur, por el desplante a su canciller, al impedírsele entrar a esa convención de naciones, como rechazo a la detención de políticos opositores en Venezuela.

El mensaje de Maduro es crudo y demencial, porque es comprar armas con hambre. Es el país más endeudado en el mundo, con inflación del 500 por ciento, según el Fondo Monetario Internacional.

En lenguaje colombiano le dirían –No ´chicanié´ que esas armas las pagará con petróleo, lo único que medio le queda-.

La prevención frente a Maduro es prioridad. Él recurre a conflictos externos cuando tiene problemas internos, como sucedió cuando prohibió la circulación de billetes de 100 bolívares, ante la presunta estrategia que atribuyó “al monopolio de mafias colombianas cambistas.” 

Cada agitación provoca desplazamiento de venezolanos hacia Norte de Santander, con estremecimientos económicos en la frontera. Ahora la venta de gasolina a colombianos durará hasta cuando diga que está perdiendo dinero. Maneja su país, como una tienda.

Los venezolanos en Colombia han sido recibidos en distintas ciudades. Algunos están en labores comerciales, industriales o profesionales, sin impedimentos, un ejemplo de nuestro país, afianzando paz y dignidad humanitaria.

El rumbo 2017 para Colombia sugiere ojo a Maduro ante el posible retiro venezolano de la OTAN. Mejor no hacerle juego a su desespero.

Dos semanas completan los carteles, en Cúcuta y Norte: “No lo amamos, lo queremos…lo queremos bien lejos de Colombia.”

Es respuesta a la mitomanía, característica de quien falsea la verdad. 

Ojalá después del 20 de enero no entre en conflicto con Donald Trump, porque entonces le rebota el problema a Colombia.

juanalcas@yahoo.com