ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Octubre de 2012

No tan mínimo

 

Inició el estrés de fin de año para asalariados y pensionados colombianos que dependen su sustento de un sueldo básico mensual que será reajustado a partir de enero de 2013, por concertación o decreto.

Fundaciones de estudios económicos sugieren no llevar el ingreso de los pobres más allá de 600 mil pesos. Sustentan su propuesta en importancia de proteger nómina de empresas y crear nuevas plazas.

Otros insisten en que no se puede inflar el mínimo porque las compañías no aguantan.

El quid del asunto es que el salario mínimo no puede generar inequidad social, precisamente lo que pretenden Gobierno y guerrilla en la nueva apuesta por la paz.

La equidad social es el cimiento que sostiene la economía de participación. Le da oxígeno a programas económicos y legitima democracia.

La inequidad distorsiona y aniquila principios de crecimiento con desarrollo y progreso para todos. Ser generosos con el pueblo no implica quebrar empresas ni exponer la economía a sobresaltos, inflación o demasiado gasto.

Bueno entender a los ortodoxos financistas que hacen la política macroeconómica y son tacaños con el mínimo. Sano que cuidemos la salud presupuestal de Gobierno y sector privado y que no nos expongamos a la inflación. Sin embargo, los hogares que en su mayoría subsisten con un precario ingreso versus el costo de la canasta familia, salud, educación y esparcimiento, esperan que el sentido común de Gobierno, empresarios y sindicatos, en la concertación salarial, sea justo y amable con ellos.

La comida en campos y ciudades no es ni tan cara, pero tampoco barata. ¿Cuántas familias dejan de alimentar bien a sus hijos porque el dinero del jornal no alcanza? ¿Cuántos ancianos y niños van a la cama sin haber comido debido a que el mínimo que devengan en ese hogar no es suficiente?

Cientos de miles de jóvenes caminan hasta sus lugares de estudio porque sus padres no tienen con que pagarles el transporte urbano o rural.

Son muchos los muchachos que no conocen una sala de cine, no han disfrutado un avión, la playa, un buen restaurante, un calificado plantel educativo, por falta de recursos.

Y no planteo que asalariados y pensionados vivan como reyes disfrutando las mieles de la diversión. Es vivir con dignidad.

Concertar salario que combine cuentas del patrono y necesidades del trabajador.

Y a 1.8 millones de pensionados que dependen del ajuste del mínimo cada año, denles lo mismo. Que en su mesada anual se refleje incremento negociado o decretado para el salario mínimo. Ellos hacen parte del asunto.

Los asalariados comienzan a echar lápiz y papel para estirar su mínimo en 2013.

Si aumento no es tan mínimo asalariados manejarán su pobreza, pero no vivirán en ruina.