ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Octubre de 2013

Costos y banqueros

 

Una vez más le ha pedido el Gobierno a los banqueros una rebaja en las tasas de interés, adicional a la que ya pactaron en beneficio del crédito hipotecario. Entre tanto, la Junta Directiva del Banco de la República conceptuó al dejar estables los tipos de interés en 3.25%, que: “El crédito bancario crece a tasas estables superiores a las del PIB nominal. En términos reales, las tasas de interés de las distintas modalidades de crédito se encuentran por debajo de sus promedios históricos (exceptuado las de tarjetas de crédito) e impulsan el crecimiento económico”. La decisión del Emisor de mantener inalterada la tasa de referencia tranquiliza el mercado financiero y crea nuevas expectativas en relación con un eventual alivio en los costos del crédito comercial y de libre inversión.

Las tasas que cobran entidades financieras a través de franquicias de tarjetas de crédito nada que bajan, muy caras pese a que el consumo de los hogares con cargo a dinero plástico, aunque lento, crece.

 

La contratación de endeudamiento para hacer empresa, ensanchar, modernizar o comprar maquinaria y equipos, no es fácil en materia de costos. Si bien las entidades financieras recortaron las tasas para préstamos hipotecarios según convenio con el ejecutivo, el resto de operaciones crediticias siguen siendo costosas, aunque sin ignorar que hoy son inferiores a las tasas que rigieron un cuatrienio atrás. El quid del asunto pasa este martes por establecer si los bancos pueden y quieren rebajar sus tasas al público. Aunque los titulares de la presa sobre millonarias ganancias bancarias seducen a que usuarios y clientes reclamen alivios inmediatos en costos del dinero, el tema debe enfocarse con rigor y responsabilidad.

Tasas de interés son impagables para muchos y un freno de mano a la expansión del crecimiento, del consumo y de la bancarización. Comprensible la molestia de la gente con los dos escenarios: tasas de interés activas o de colocación lejos de su alcance, y al mismo tiempo, diversas y costosas tarifas por retiros y transacciones financieras. Irrita y complica la bancarización que de un lado haya un sistema de costos bien lejos de la capacidad de pago de las familias que requieren endeudamiento, y que a la vez, no se facilite el ahorro en los bancos debido a los costos que se deben asumir cuando se maneja cuenta de ahorros o corriente con tarjeta débito.

 

En consecuencia, si los dueños de grupos financieros que operan en Colombia quieren, seguro que mucho pueden hacer en favor de menores tasas de interés y remoción de dispersas tarifas a transacciones. ¿Hay condiciones en la economía? Claro que sí.