ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Martes, 25 de Marzo de 2014

Se busca

 

Ocho  millones de ciudadanos buscando un buen alcalde para Bogotá. No puede ser que no lo encontremos y volvamos a equivocarnos en su elección.  La capital no merece tan oscura suerte. ¿Cuándo fue el último buen administrador que tuvo la ciudad? ¿Quién recuerda una administración que haya gerenciado con acierto, consenso y decencia nuestro Distrito Capital? ¿Qué hace que tengamos que padecer tanto horror social y político al frente del segundo cargo más importante de Colombia?

Las respuestas parecen estar en una clase política inferior a sus compromisos. También pasan por las repetidas equivocaciones de votantes en urnas. Nos seguimos distrayendo en lo que algunos candidatos ofrecen y terminamos labrando nuestro pobre destino.  Los últimos alcaldes han gozado de alto apoyo popular. Las clases más desfavorecidas los han aclamado y elegido, movidas por su anhelo de vivir mejor. Quienes en el sector privado han dado su voto y algo más por ciertos candidatos de mal recuerdo, han perdido y fallado. Las gentes más pobres, a los que llega poco o nada la Bogotá humana, sufren incertidumbre, desconfianza y pereza por el sufragio. Los bogotanos saben que tendrán que salir a votar por el sucesor de Petro, pero hay un sentimiento de inconformismo y ninguna credibilidad por la política. Y el caos no es menor. Hay razones que alimentan esa amarga sensación del ciudadano que trabaja o el desempleado. El interrogante pasa por si habrá una terna digna de crédito y si quien asuma el desorden en casa podrá poner las cosas en orden y empezar a ejecutar.

Bogotá urge su mejor gerente para que la saque del estrés en que viven hoy sus habitantes. Necesita a gritos una mujer o un hombre con coraje, sentido común, respeto por la gente, ejecutivo, rápido en decisiones y amigo de la concertación. Un burgomaestre que trabaje con resultados y que agilice el frenado plan de desarrollo.

Se busca entonces un excelente candidato y un mejor ejecutor. Un visionario con presente y futuro en el manejo de temas sensibles : movilidad, Transmilenio, seguridad, metro, micro tráfico, vivienda social, salud con hospitales, medio ambiente, chatarrizacion, valorización y predial, humedales, y por supuesto, empleo nuevo y formalización.  No parece fácil encontrar un buen servidor público en este mar de discordias, prevenciones y arrogancias políticas. Pero que lo hay, lo hay. En la clase política o en el sector privado. Un gerente al servicio de todos. Que haga borrón y cuenta nueva. Que no llegue a recordarnos la obra del destituido ni a justificar en el pasado su falta de compromiso. A empezar de cero y poner a caminar esta ciudad que anda olvidada, condenada a la multiplicación del caos.