Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Martes, 3 de Febrero de 2015

No tan crudos

 

El bajón del precio del petróleo hace mella en la economía colombiana, pero no debemos llegar a la histeria y pintar una más que cruda realidad social. El sector petrolero del país podría perder no menos de 20 mil empleos. Los ingresos caerían a tal nivel que se acentuaría el hueco fiscal y causarían mayores dificultades financieras al Gobierno central.

A Ecopetrol no podrá irle tan bien como en los tres últimos años, habrá repercusiones sociales sobre exploración y explotación, los reintegros y facturaciones bajarán y se perderán trabajos. La nómina estará congelada y las petroleras establecidas en el país no podrán generar nuevos empleos. Las regalías, por supuesto, serán menores.

Hasta 1989, cuando el café de Colombia era insignia de nuestra balanza comercial, hidrocarburos, flores y banano, ganaron presencia en el mercado global. El café fue hasta entonces el eje exportador colombiano. Reintegraba alrededor de 2 mil millones de dólares directos. La comercialización de nuestro grano en 50 países consumidores socios de la Organización Internacional del Café, OIC, con sede en Londres, sacó la cara por los reintegros netos de exportación. Llega en julio de 1989 el fracaso del acuerdo mundial cafetero con franja de precio y cuotas de exportación para 25 países productores del bebestible, y los precios externos comienzan a bajar como efecto del libre mercado global. Caen los reintegros por exportaciones cafeteras, el gremio caficultor se reacomoda y gana competitividad, al tiempo que otros sectores como petróleo, minería, manufacturas, flores y banano ganan terreno y compensan en parte los menores ingresos que percibe el país por café.

Se fortalece nuestra ofensiva comercial petrolera, los hidrocarburos ganan posición, derivados del petróleo expanden estrategia de mercado, los carburantes se muestran, los cultivos de caña de azúcar se fortalecen con la acción y dirección de Asocaña, se exploran y explotan más pozos, en tanto minería se muestra aunque con altos números de informalidad e ilegalidad. Significa entonces que el petróleo es pieza clave en el tren de la prosperidad. Implica que este febrero, Ecopetrol no tendrá tanto músculo financiero como antes, pero también dice que todo no es crudo para el entorno socioeconómico del país. Es algo parecido a la tasa de cambio. Sube el precio del dólar frente al peso y se alegran exportadores, se lamentan los importadores. Hay más  plata para quienes venden afuera, pero quienes pagan por importaciones, la ven más difícil.

En petróleo todos ganan o todos pierden. Sin embargo, como en devaluación o revaluación, se pide imaginación y competitividad. 

Un escenario enrarecido, pero no tan “crudo” si Gobierno y sector privado compiten a fondo, compensan y exponen mejores cartas para ganar competitividad y repotenciar otros frentes de producción y empleo.