Política y medio ambiente | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Junio de 2018

Desde el inicio del género humano, las decisiones han tenido impactos sobre el entorno y sobre los ecosistemas que lo componen; estos impactos, que no necesariamente son negativos, generan cambios en los hábitats de los hombres y hoy por hoy son definidos a través de la toma de decisiones políticas. Dicho lo anterior debería sobreentenderse que el debate sobre temas ambientales no puede, ni debe, separarse de la política ya que mediante esta se expresan formalmente las decisiones de la sociedad.

En aras de comprender la relación entre el medio ambiente y la política es necesario entender que las decisiones del ser humano, así como las consecuencias de estas, inciden en todos los niveles de la sociedad y en cada uno de los comportamientos humanos que se observan en esos niveles, me refiero a los niveles; individual, grupal, colectivo y global. Dentro de ellos se generan comportamientos culturales, sociales, educativos, éticos, espirituales y claro está, ambientales; en ese contexto es difícil lograr acuerdos sobre lo que es bueno o malo para nuestro planeta.

Dado que sería apenas lógico esperar que una ideología que considere como fundamental para el desarrollo el proceso de preservación del medio natural, en últimas el medio que nos permite vivir, logre más adeptos que aquella que desprecie el cuidado de nuestro planeta, todas las ideologías y por lo tanto todos los candidatos propugnan por incluir parámetros e ideas ambientales en sus discursos y dado que no existe un partido o movimiento que realmente aglutine todo el movimiento ambiental, procuran atraer personas con dicho discurso.

Surgen entonces diferencias de fondo en temas como la infraestructura energética, los recursos del subsuelo, el agua potable, los recursos forestales y los modelos agrícolas del país entre otros. Aquí es en donde se observan posiciones encontradas en los discursos políticos de los candidatos y se enfrentan las políticas ambientales utópicas del conservacionismo con las pragmáticas de la supervivencia humana en el planeta; el dilema es ¿Cómo encaja esto en nuestra actualidad política?

El discurso conservacionista propone la eliminación total de la extracción, sea de hidrocarburos o de minerales, propone el uso único de la agricultura tradicional y propone la conservación del suelo en su estado actual; el discurso pragmático propone la continuidad de la extracción con medidas de control ambiental adecuadas, propone el uso de tecnologías modernas para la agricultura incluyendo transgénicos y químicos, y propone un reestudio del suelo para mejorar la conservación y utilizar lo posible.

Desde el punto de vista puramente ambiental, el modelo conservacionista es por mucho el mejor, pero tiene un problema estructural en el fondo y es que limita la posibilidad de supervivencia de la población al limitar el desarrollo económico, la seguridad alimentaria y los espacios habitables del territorio; de otro lado el modelo pragmático generará algunos impactos en el hábitat pero permitirá la prolongación de nuestra especie en condiciones dignas. Entonces el fondo del debate está en una pregunta simple ¿El hombre para preservar el planeta o el planeta para preservar al hombre? En todos los casos la vida humana en el planeta tiene amplias limitaciones y una duración medianamente corta.

Colombia tiene grandes riquezas y ventajas competitivas que me hacen pensar que sería una torpeza monumental limitar el uso de estos recursos, también sería un gran error depredar el territorio; creo que el justo medio es un sistema que permita el desarrollo en un país lleno de oportunidades pero que apriete el control de sus recursos y exija un manejo ambiental adecuado en todos los ámbitos. Si los colombianos no participamos en política, podremos llegar a ver como nuestro ambiente se deteriora de manera irrecuperable o nuestras posibilidades de supervivencia disminuyen y no podremos culpar a quienes tomaron decisiones equivocadas sino a nosotros mismos.

alsanchez2006@yahoo.es

@alvaro080255