Putin y su guerra de agresión | El Nuevo Siglo
Jueves, 10 de Marzo de 2022

La invasión a Ucrania significa una clara ruptura de Rusia con ese pueblo eslavo al que están masacrando las fuerzas invasoras de Putin, y con Occidente o con los países que se agrupan en la Unión Europea, que han adoptado fuertes sanciones para detener su ofensiva militar; medidas que están afectando sectores clave de la economía rusa como la banca, la energía, el petróleo y el gas. Si se prolongan las sanciones, Rusia puede caer en una crisis económica tan grave como la que vivió en 1998 y en el 2009.

La estrategia de Putin al invadir a Ucrania no terminó dividiendo la Unión Europea como era su cálculo; antes, por el contrario, la cohesionó y está reafirmando su alianza con los Estados Unidos y los demás socios de la OTAN. La realidad es que Putin actúa como si estuviéramos en la época de la Guerra Fría y como si la antigua URSS todavía existiera. Por ello ve amenazas en la sombra a la seguridad de la Federación Rusa.

La verdad es que Putin ya no es inmune a las amenazas de sanciones o al aislamiento internacional, dice uno de sus biógrafos. La invasión a Ucrania no le produjo el alto índice de aceptación a que llegó con la anexión de Crimea (85%). No solo el mundo occidental ha condenado la invasión a Ucrania, sino que, inclusive, los que se conocen como aristócratas rusos, que son aquellos que se apropiaron de las empresas estatales que se comenzaron a privatizar en el gobierno de Yeltsin y que han fungido como aliados de Putin, han rechazado la invasión a Ucrania.

Lo cierto es que en la visión imperial que tiene Putin, el trato que le da a Ucrania es como el de un territorio ruso y no el de una Nación soberana e independiente. Por ello exige como condiciones para detener la guerra la desmilitarización de Ucrania, el reconocimiento de Crimea, la independencia del Donbás (regiones prorrusas) y una declaratoria de neutralidad en su Constitución rechazando la aspiración de ingresar a cualquier bloque, lo que no resulta fácil de aceptar para el nacionalismo ucraniano.

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En las elecciones del próximo, 13 de marzo, me propongo votar en la consulta de la Coalición del Equipo por Colombia por el aspirante presidencial David Barguil, quien viene de la comarca colombiana, es hijo de una maestra de escuela que ofició de madre cabeza de familia. Además, pudo adelantar su carrera universitaria gracias a los préstamos del Icetex, y como becario pudo realizar estudios en el exterior.

Ello significa que es el producto del mérito, del esfuerzo y de la voluntad de superación. Al llegar al Congreso promovió la expedición de un paquete de leyes que tienen un marcado acento social. Entre ellas se destaca la que eliminó los intereses de los préstamos del Icetex en los estratos 1,2, y 3 del Sisbén I y II. Su compromiso es que sea universal amarrando la deuda al costo de la inflación. Por eso, encuentro que es el aspirante que más compromiso tiene para sacar adelante las reformas que reclama el sistema educativo comenzando por la educación superior.