Kenia en los últimos meses se ha visto sacudida por enormes manifestaciones producto de la reacción de la gente ante un proyecto de finanzas que incrementaba los impuestos. Lo que el presidente William Ruto pretendía, bajo la presión del Fondo Monetario Internacional, era hacer un reajuste para cubrir la gran deuda externa que asciende a 80.000 millones de dólares.
La propuesta de Ruto buscaba ponerle al pan un 16% de impuesto; 25% al aceite vegetal. Lo mismo que a las tasas y transacciones financieras y a los móviles, teniendo en cuenta que la mayoría de gente los utiliza para transferencias telefónicas. Así también, a la gasolina, a los aranceles de las exportaciones, a la basura por daños al medio ambiente, por los desechos de toallas higiénicas, pañales y cámaras digitales. Sin embargo, hacia un año el gobierno, había subido la gasolina en un 50%, lo mismo que las verduras, el azúcar y la harina de maíz. Todos estos alimentos básicos en la dieta diaria.
Con lo que no contaba Ruto fue la decisión de la gente que se volcó a las calles, liderados por los jóvenes que tomaron al gobierno sin aviso, reuniéndose a través de las redes sociales. Los manifestantes solicitaban que el Parlamento no aprobará esta ley de impuestos, que justamente el día del estallido se le daba el consentimiento por el Congreso.
Hay que tener en cuenta que Ruto salió elegido con la ayuda de los jóvenes, a quien les prometió empleo, educación y salud. Nada de esto se ha cumplido y por el contrario Kenia que era uno de los países mas seguros y estables, se ha convertido en una nación vulnerable, en donde la pobreza la sufren más del 51% de la población. De diez keniatas, nueve tienen un sueldo que no alcanza a cubrir sus gastos, comen una o dos veces al día. Y el resto de la población sobrevive con dos dólares al día. Las oportunidades de empleo son escasas, lo que empeora la situación.
Desgraciadamente, los jóvenes que se tomaron el Parlamento provocaron una reacción absurda y radical en Ruto, quien dio la orden de disparar a los manifestantes, acusándolos de traidores.
Se habla de 22 a 50 muertos y de más de 80 heridos, ya que el ejército les disparó sin contemplaciones. Estos jóvenes que sorpresivamente, se lanzaron al Parlamento y trataron de tomarse la Corte de Justicia y otros edificios gubernamentales, pertenecen a la generación Z, nacidos después del 2.000.
La represión de la policía y el ejercito sumió al país en una crisis difícilmente vista. La gente y los diferentes estamentos sociales, iglesia y lideres importantes, salieron a defender a los jóvenes y a solicitar respeto por la manifestación, los derechos humanos y la Constitución. Ellos le han pedido que Ruto salga de inmediato de la presidencia. Ante la presión internacional éste dio un discurso prometiendo educación y empleo, retirando la reforma definitivamente, pero el costo de sus decisiones trajo una mortandad absurda.
Los jóvenes prometieron seguir en manifestaciones reclamando un sistema de gobierno inclusivo e igualitaria, dada la desigualdad social, política y la pobreza del país y rechazaron las diferencias tribales que tanto desgarramiento social y enfrenamientos habían traído al país en el pasado.
Después de este estallido y haber retirado sus reformas, Ruto disolvió su gobierno y sacó a su fiscal, argumentando que tras reflexionar la recomposición de su gabinete previas consultas a las bases, para hacerle frente a los problemas económicos del país y estabilizar las finanzas, transformado ampliamente al país y buscando medidas radicales para enfrentar la deuda externa.
Kenia es la la mayor economía del Este del continente, con muchos recursos naturales, un sector productivo pujante, tiene un alto nivel de pobreza, corrupción, desigualdad generalizada. Lo que se espera es buscar su estabilización luchando por erradicar la inmensa pobreza que lo hace tan frágil.