Radamés Barca | El Nuevo Siglo
Domingo, 28 de Diciembre de 2014

Retos del 2015

 

No son pocos los retos de Colombia para el 2015. El primero y más importante será lo que tiene que ver con el proceso de paz. Las negociaciones en La Habana se reabren a mediados de enero y lo harán bajo un marco inédito: el cese el fuego y las hostilidades, unilateral e indefinido, declarado por las Farc desde el pasado 20 de diciembre. Ya para esa segunda semana del primer mes del año entrante el país tendrá una idea sobre el nivel de cumplimiento de la tregua de la guerrilla y cuáles serán los elementos más complejos para que ésta se mantenga en el tiempo.

Aunque el punto que está sobre la Mesa es el quinto, referido a la reparación de las víctimas, se espera pasar prontamente al número tres, que es sin duda uno de los más complejos de todas las tratativas, puesto que está referido al fin del conflicto. Y paralelo a ello se debe avanzar sobre la discusión del “desescalamiento” del conflicto, que, mediando una tregua unilateral e indefinida por parte de la guerrilla, aún no se sabe bien a qué se puede referir. Y, como si fuera poco, debe establecerse cómo se podrá acompasar el proceso, hasta hoy en etapa preliminar, que se adelanta con el Eln, y que hasta el momento no da visos de tomar un mejor ritmo.

Un segundo reto para el próximo año será sin duda la forma en que el Gobierno va a amortiguar el impacto en las finanzas públicas por cuenta de la caída en el precio del petróleo. Para nadie es un secreto que la principal fuente de divisas e impuestos de nuestro país se deriva de la industria de los hidrocarburos.

Los cálculos previos hablan de, por lo menos, un impacto en las finanzas públicas de nueve billones de pesos. Eso en la medida en que la cotización del crudo no siga cayendo en los mercados internacionales, puesto que ya la OPEP dijo que no piensa recortar su producción como tampoco intervenir en el mercado para revertir la caída de los precios.

A ello se suma que esa organización sólo maneja una tercera parte de la producción, ya que el resto está en cabeza de países como Estados Unidos, Canadá, Rusia y otras naciones. En medio de ese panorama, es evidente que Colombia debe prepararse para una época de vacas flacas en materia de ingresos petroleros y que ese ajuste debe descargarse preferencialmente en recortes en gastos de funcionamiento, ya que el presupuesto de inversión y servicio de la deuda está muy comprometido. Aunque la nueva reforma tributaria ya permitió cubrir el hueco de 12,5 billones de pesos para 2015 y un global de 53 billones para el cuatrienio, lo cierto es que el impacto por la crisis petrolera será imposible de esquivar.

El tercer gran reto que tendrá Colombia en el año que está a punto de comenzar tiene que ver con las elecciones de gobernadores, alcaldes, concejales, diputados y ediles. Es claro, por el momento, que esos comicios apuntan a estar, como pasó con la contienda parlamentaria y presidencial, cruzados por la suerte del proceso de paz con las Farc y el Eln. De igual manera, corresponderá al Consejo Nacional Electoral vigilar que la contienda proselitista no termine convertida en una nueva danza de millones de pesos por parte de candidatos y partidos. Ya la legislación que castiga la violación de topes y normas electorales es de por sí drástica, el problema es que en muchas regiones termina siendo letra muerta.