RAFAEL DE BRIGARD, Pbro. | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Julio de 2014

Esas millonadas

 

“Hay exceso de dinero en unos bolsillos y exceso de vacío en otros”

 

A la  mayoría de personas les parece o les suena normal escuchar las millonadas de dólares, y a veces de pesos, que se embolsillan deportistas, actores, cantantes y otros que tiene esa vida pública. A mí francamente me parecen unas cifras desproporcionadas y hasta ofensivas. No es que se trate de gente sin talento ni mucho menos. Tampoco de ganancias fruto del azar, sino, por el contrario, de mucho trabajo y de exigencia y disciplinas realmente admirables. Pero al menos, en medios como el nuestro, es una extravagancia siquiera mencionar las cifras.

La forma como se discute la pobreza y la inequidad en nuestra sociedad es muy curiosa, pues se hace en abstracto y con unas generalizaciones que no tocan a nadie. Y tiene chivos expiatorios definidos de antemano. Pero a no pocos de los que han entrado en la danza de los muchos millones como que nada se les pide a cambio para la sociedad que los aprecia. Sin desalentar la creación de la riqueza justa, sí clama al cielo el que la distancia entre los muy afortunados y, no digo la clase media, sino los pobres de verdad, no sean tan abismales y también tan desfachatadas. ¿Qué pensarán las muchedumbres pobres de Colombia cada vez que oye que un jugador de fútbol vale 80 millones de euros o que una cantante cobra miles de dólares por un concierto o que un actor gana una millonada mensual por hacer una novela de lágrima venteada?

Hay acciones de retorno interesantes, como las que ha hecho la cantante barranquillera que ha construido varios colegios para los más pobres. Obras concretas y útiles. Pero insisto en que estos afortunados y muchísimas personas más pueden retornar a la sociedad pobre, por simple sentido de solidaridad humana, mucho más de lo que actualmente hacen y esto a través de acciones concretas, visibles y palpables. En el Evangelio es muy llamativo el pasaje en el que el famoso Zaqueo, luego de conocer a Jesús y hablar con él, afirma con enorme generosidad: “Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré cuatro veces más”. La sociedad colombiana, los ricos  de siempre, los nuevos ricos y a los que se les apareció la fortuna, están llamados por Dios a lo mismo de Zaqueo: dar mucho más a los pobres pues hay exceso de dinero en sus bolsillos y exceso de vacío en el de los pobres.