Dicen que gobernar es cambiar lo que anda mal y construir sobre lo construido para progresar. Petro montó su campaña en el cambio, pero destruyendo lo existente para construir una nueva economía socialista. Para ello ha presentado varias reformas, una de las cuales, la tributaria, ya pasó y no hay que volver sobre ella, sino puntualizar que los 50 billones de pesos que quería los va a lograr, 20 billones por la reforma misma y el resto por el buen ejercicio fiscal del 2022. Pero no sabemos en qué se van a usar, fuera de las milicias petristas o el tren Buenaventura-Barranquilla.
Esta columna pretende resumir los principales aspectos de los diversos proyectos, comenzando con el petróleo y gas.
Primero, las cifras: los hidrocarburos contribuyen con el 5% del PIB, el 10% del presupuesto, el 40% de las exportaciones y el 75% de las regalías y generan 100.000 empleos. Las reservas probadas de petróleo y gas dan para 7 a 10 años, aunque Petro acaba de decir que las de gas llegan a los años 2038 a 2042. Pero se trata de reservas probables de los pozos Uchuva-1 y Orca-1 en las aguas profundas del Caribe. De comprobarse las reservas, el desarrollo de esos pozos tomaría 10 años. Esto no va contra la ciencia, presidente.
Se estima que Ecopetrol transferirá al gobierno en 2023 casi ps$30 billones de pesos. En 2022 transfirió ps$16.8 billones.
Como Petro le metió la mano a la compañía, ésta canceló los contratos piloto de fracking en Colombia. Pero hay que tener en cuenta que las explotaciones de Ecopetrol en unión de Oxy en los Estados Unidos le produjeron una utilidad ebitda de ps$1.8 billones, siendo uno de los componentes más importantes de su utilidad total.
Según informó el presidente de la Andi, desde que Petro anunció su nueva política de hidrocarburos las acciones de Ecopetrol, cuya mayoría está en manos del Estado, cayeron de precio y se estima una pérdida de valor de la compañía de USD 20 mil millones.
Petro está en campaña contra el cambio climático y cree que puede sustituirlo por energías alternativas. Colombia contribuye con el 0.57% al cambio climático global, y cada colombiano produce 1.6 tons. de CO2 al año, una pichurria en el contexto pues el promedio mundial es 4.47 tons. Pero Petro pretende reducir la emisión al 51% para 2030 y alcanzar la carbononeutralidad para el 2050 (las mismas cifras para la Unión Europea son 20% para el 2030 y 51% para el 2050). Para eso quiere prohibir los nuevos contratos de exploración de petróleo y gas, y la minería a cielo abierto, pero también, según un estudio de la Universidad Javeriana, el desarrollo de yacimientos costa afuera y las hidroeléctricas de embalse (ya quiso crear problemas con Hidroituango). ¿Será que cree que a base de molinitos de viento y paneles solares sustituye toda la energía que requiere el país? Un análisis indica que la energía alternativa, que hoy es el 1%, llegaría si bien nos va al 38% en 2027 y sólo si entran en operación los más de 12.700 megavatios que están hoy en desarrollo.
¿Nos contentaremos con importar combustibles de Venezuela? Si Colombia deja de exportar hidrocarburos, las exportaciones se reducirán 40% y si tiene que importarlos nos vamos a quebrar.
La ACP dice que el supuesto estudio que el gobierno dice tener para las energías alternativas no existe y si existe se basa en conjeturas.
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Coda: El Nobel de la Paz no está diseñado para el cambio climático y en todo caso se lo ganaría Greta Thumberg.