RODRIGO POMBO* | El Nuevo Siglo
Jueves, 30 de Mayo de 2013

Proceso de paz (I)

 

Cábalas, eso son estás palabras. Pero son legítimas porque toda constancia que se haga sobre este proceso de paz es más que bienvenida si de lo que se trata es de aportar en este sentido.

Por lo que analizo mas no por lo que sé toda vez que el proceso ha sido oculto y a espaldas de la comunidad, creo que en noviembre se firmará un acuerdo. No va a haber paz hasta tanto sucedan dos cosas fundamentales: i) se despenalice la producción de cocaína y de toda sustancia psicoactiva en nuestro país y, ii) se reasuma la conciencia colectiva que nos enseñó el presidente Uribe de que el Estado de Derecho, en democracia, en justicia y con el monopolio de las armas, puede vencer a los criminales, por más violentos y terroristas que ellos sean.

El acuerdo de La Habana no va a tener nada de ello, ergo, no va a haber paz en los siguientes quinquenios. Lo que sí vamos a tener es, como lo sucedido con la reforma a la justicia, la ley de ordenamiento territorial, la ley de tierras etc… un acuerdo cualquiera, no importa lo que diga mientras consigne el desmonte del nombre de las Farc. A partir de allí los medios de comunicación harán lo propio: demostrarán que ya no existen Farc como en el reciente pasado sucedió con las Auc. Ya no existen pero la criminalidad de las Bacrim, en uno y otro caso los reemplazará.

La diferencia entonces va a estar en que mientras para las Farc existirá impunidad, para las AUC se aplicará la justicia. Es que para este Gobierno la Ley de justicia y paz es muy suave con las Auc pero muy dura para las Farc con lo cual urgía tramitar el marco jurídico para la paz.  No se les va a pedir verdad frente al secuestro, las minas antipersona, los niños enfilados, los crímenes de lesa humanidad, el destino de las armas, nada, se les recibirá como un actor político más sin probabilidad de éxito electoral. Es probable, con todo, que por desmontar el letrero, el Gobierno sea capaz de regalarles ciertas gobernaciones, alcaldías, y un no despreciable porcentaje del Congreso de la República. Pero eso está por verse. Tampoco recibirán parte de justicia, pues el Fiscal General de la Nación así ya lo prejuzgó. De reparación no habrá ni amague pues las bases del diálogo ni siquiera lo contemplan.

Pero lo que me preocupa es la garantía de no repetición, y eso no se dará si durante algunos años los cabecillas no prestan cárcel, como debe ser.

*Presidente de la Corporación Pensamiento Siglo XXI