Rodrigo Pombo Cajiao* | El Nuevo Siglo
Jueves, 16 de Abril de 2015

ESQUINA AZUL

Marta Lucía Ramírez

Desde  esta tribuna hemos alabado ya el talante, la trayectoria, las capacidades y las virtudes profesionales y morales de la Dra. Marta Lucía Ramirez. Entre nosotros y para ser claros, estamos en presencia de la que podrá considerarse como la “Thatcher” colombiana.

Enérgica y estudiosa, esta mujer se caracteriza por sus ejecutorias. Los resultados la anteceden y  el discurso, -siempre coherente y propositivo-, la hacen imprescindible en el escenario actual de la política nacional. Sus méritos aparecen como su mejor carta de presentación y su liderazgo en las toldas azules es incuestionable.

Ahora suena como posible candidata a la Alcaldía Mayor de Bogotá cuando el caos y la desolación cubren con el manto de la desesperanza los bañados amaneceres de la capital. El desgobierno demanda una figura que hable con hechos, ejecutorias y actitudes. Ahí es cuando irrumpe la Dra. Ramirez. Fulminante presencia que reventaría cualquier aspiración politiquera u oportunista.

Desconozco si su interés se encuentra afincado en lo local pues su personalidad “da para guardarse para las presidenciales”. Sin embargo, su más de medio millón de votos en la ciudad y sus más de 2 millones a nivel nacional (incluso contra la arrodillada y vendida dirigencia de su propio partido), permiten considerarla como una opción real y de peso en las próximas elecciones.

Recoge, como pocas, el voto de opinión; cuenta con el incondicional respaldo de las bases conservadoras y del Presidente del Partido. Los empresarios la admiran y la siguen. Su discurso es de buen recibo entre los comerciantes e industriales. Los sindicatos la respetan y la encuentran como un válido interlocutor. Los estudiantes cazan sus pasos y, su condición femenina la coloca como la única y verdadera opción frente a la Dra. Clara López que representa el continuismo, la corrupción y el desgobierno.

Ignoro igualmente si participará de la invitación realizada por David Luna y Carlos Fernando Galán pero confieso que sea cual fuese su decisión, ella deberá venir acompañada de su ya usual postura ética y profesional: esperamos de ella las luces que solamente los líderes de su estatura pueden ofrecernos. Luces de optimismo y fe ante la catástrofe que nos hunde en las fauces de la miseria humana.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI