Rodrigo Pombo Cajiao* | El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Abril de 2015

ESQUINA AZUL

Falsa unidad nacional

Percibo un ambiente extraño en el mundo de la opinión política. Los de izquierda se sienten confundidos: defienden a rajatabla y sin cortapisas el proceso de paz pero no pueden menos que declararse “preocupados” por los atentados terroristas de Buenos Aires. Los liberales se sienten inseguros por los efectos que esto pueda traer de cara a las próximas elecciones de octubre pero exigen de las Farc hechos de paz y acciones concretas. Los conservadores… perdidos.

Mi opinión es muy sencilla: creo que la reacción que se ha suscitado ni fue tan espontánea ni fue tan genuina. Si bien es cierto que insinuar que el Alto Gobierno tuvo algo que ver con el asesinato de los militares resulta un despropósito y, -si cabe-, una bellaquería, no lo es menos que trató de valerse de ellos para mostrar una inexistente unidad nacional frente al problema terrorista.

El Gobierno está preso de las negociaciones y las Farc lo saben. Lo está desde que empezó a mentir (aumento de plazos, no utilización de la fuerza pública etc…) y desde que graduó a la mitad del país de guerreristas y enemigos de la paz. La reelección así lo requería y la falta de respaldo popular hacia el señor Presidente así lo demandaba.

Por su parte las Farc no hacen nada distinto de lo que han venido haciendo hace más de 60 años. Matan, siembran desconfianza, asesinan, secuestran, acribillan y para eso el Club El Nogal, Patascoy, Mitú y Bojayá son buenos testigos.  Por si fuera poco, cada dos días tenemos una víctima por las minas antipersonas y, según informes, en los últimos años han reclutado en sus filas a más de 600 menores de edad.

El terrorismo no solamente es su herramienta de interlocución política sino su modus vivendi. De eso viven y para eso existen. Sin él no son nada y gracias a él son la fuerza terrorista más grande y poderosa que jamás haya conocido la historia humana desde las escrituras.

Por manera que nada me extraña; ellos están con sus tácticas y su juego. Las lágrimas de las víctimas son excusas infladas por los medios para pretender mostrar unidad en el frente de negociación, lo cual resulta, si se quiere, una “infantilidad” en la que nadie cree. Pero lo que sí me preocupa es que a pesar de inmisericordes actos de maldad, el Presidente no comprenda que un proceso de esta envergadura no puede ser un asunto de Gobierno, sino que amerita ser una política de Estado que involucre a todos, lo que implica incluir a la mitad del país representada por los doctores Zuluaga y Uribe.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI