Cada año, en esta época de aguinaldos y buñuelos, se discute el futuro salarial de cerca de un 70% de los trabajadores colombianos. La diferencia porcentual en el aumento del salario mínimo arrancó el pasado 7 de diciembre con un 12% presentado por la CUT, es decir $88.526 pesos y un 4.5% sugerido por la Asobancaria, es decir tan solo $33.197 pesos mensuales.
Me llamó la atención que el gremio de los banqueros sugiriera un incremento tan bajo, siendo uno de los grupos económicos que más utilidades reportan en el país. Hasta el pasado mes de septiembre tenían un acumulado de 5.4 billones de pesos. Lo anterior implica que uno de los gremios más ricos del país define el futuro económico de la población que menos ingresos recibe. Según el economista y Nobel Amartya Sen, los derechos económicos, como el acceso a la banca, ayudan a que una economía mejore su desempeño. Colombia, sin embargo, tiene una de las tasas de bancarización más bajas y cambiar esta situación debe ser una política de Estado. Pero no solo la baja capacidad adquisitiva afecta el progreso de los trabajadores y deprime sus derechos económicos. El país ocupa el deshonroso décimo lugar en la medición del coeficiente de Gini, según el FactBook de la CIA. En el año 1996 el país tenía un Gini de 56.9 y en el 2016 de 53.4. Un mínimo de mejora. Compartimos “honores” en este ranking con Haití que se encuentra en el quinto lugar y Zimbabwe en el puesto 18. El mejor de 150 países es Finlandia con un Gini de 21.5.
La última ronda de negociación terminó el pasado jueves con dos propuestas unificadas. Los sindicatos ajustaron su expectativa a un aumento del 9% ($66.394 pesos mensuales) y los empresarios aumentaron su propuesta a un 5.1% ($37.623 pesos mensuales). El Gobierno defenderá la tesis de no superar ese 5% propuesto, para evitar presionar un aumento de la inflación ya que la expectativa está en un 4% para este año. Sin embargo ese incremento salarial podría al menos mejorar el poder adquisitivo en términos reales.
En un momento de contracción de la demanda y una proyección no mayor al 2% de crecimiento económico, lo más conveniente es estimular el consumo de las familias. Mi apuesta es que no habrá acuerdo y que ganará la propuesta de los gremios. Por ende una mujer cabeza de familia que se gana hoy $ 737.717 pesos pasará a devengar el próximo año $775.340 pesos cada mes. Como si con ese dinero se alcanzara a vivir o como si con ese incremento se impactara la productividad de las empresas. Así no se hacen crecer las utilidades. Una empresa gana más si sus trabajadores son más productivos, es decir, si producen más bienes y servicios en menos tiempo. Pero para lograr un nivel importante de productividad en la sociedad lo básico es que los trabajadores y sus familias no se mueran de hambre. Y que los que gobiernan ayuden con algo esencial: no permitiendo que se roben la plata que los trabajadores que se ganan el salario mínimo pagan en impuestos.