Salario y vida digna | El Nuevo Siglo
Martes, 2 de Enero de 2018

Fijar una vez más el salario mínimo por decreto tal, como había sucedido en los últimos años, hubiese sido una muestra más de lo difícil que representa ponernos de acuerdo entre los colombianos para tomar decisiones importantes.
Luego del Gobierno haber conseguido concertar con la guerrilla respecto del proceso de paz y tener que esperar a que la ciudadanía entienda y participe de ese gran esfuerzo, no podía suceder que este asunto también fuese a salírsele  de las manos. 
Fue entonces como, a última hora, el Presidente de la República  a pesar de los inconvenientes observados consiguió el consenso y eso hay que abonárselo.
El consenso entre empresarios y  trabajadores en momento en el que el país está convocando a la conciliación y al diálogo.
Para comenzar,  ni siquiera los sindicatos habían llegado unidos; por un lado La CGT llevó una propuesta del 7%, mientras la CUT pedía el 9%. Cada cual por su lado.
Así las cosas, nada se saca conque la Constitución Política en su artículo 53 hable de "remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo..."; o que la ley 278 de 1996 particularmente en su artículo 2 disponga que la cuantía asignada como Salario Mínimo debe “garantizar una calidad de vida digna para el trabajador y su familia", entiéndase digna si logra satisfacer sus necesidades básicas, si las mismas Centrales Obreras no se ponen de acuerdo ni para pedir lo que en justicia les corresponde.

Sin embargo, una  "vida digna",  tampoco vayamos a creer que con el monto aprobado de $781.242  es posible lograrla.
La realidad es que el reajuste escasamente alcanza para absorber las alzas previstas, como la del transporte urbano anunciado desde la semana anterior en ciudades como Barranquilla, Cali y el Eje Cafetero; para no hablar del seguro obligatorio de  tránsito (Soat), la cuota moderadora en las EPS, los aportes a salud y pensión, la matrículas de colegios, peajes y el  predial; entre otros.
A lo cual se agrega el hecho de que gran parte de los empleados destinan el mayor porcentaje de sus ingresos a pagar deudas y su capacidad de ahorro es mínima.

Remunerar mejor a los trabajadores dicen que es inflacionario o " afecta el mercado laboral", pero según nuestro parecer es igualmente válido pensar, que con un mayor ingreso no sólo se mejoraría su calidad de vida sino que el mayor consumo estimularía la producción y el crecimiento económico.
La idea por lo menos  era no sólo haber cubierto la inflación, un punto promedio de productividad, y un poco más para subsanar el ajuste de la reforma tributaria al IVA.
Por eso el monto aprobado se quedó corto, con apenas $43.525 de diferencia sobre el que venía rigiendo,  lo cual tampoco refleja afán alguno por
"garantizar una vida digna para el trabajador y su familia".
De otro lado, los negociadores al haberse mostrado reticentes a ejercer  su función  como sucedió en los últimos días de las negociaciones, y más bien esperar a que el Gobierno fijara su posición, tampoco denota la voluntad requerida para facilitar un mutuo acuerdo, el cual a la hora de la verdad se produjo gracias al esmero de Mintrabajo e incluso del Presidente de la República, como ya lo dijimos,  por mantener los contactos con gremios y sindicatos hasta el final.