Jake Sullivan, alto consejero de la Casa Blanca, anunció el viernes que era probable un pronto asalto de Rusia a Kiev, con bombardeos aéreos y ataques con misiles. Kiev queda a casi 500 kms por carretera de la frontera con Bielorrusia.
Aquí me he referido varias veces a la idea de Putin de recrear la “nueva Rusia”, una reconstrucción en miniatura de la URSS, disuelta en diciembre de 1991, luego de lo cual se creó la Comunidad de Estados Independientes, conformada por once de los quince Estados que formaron la URSS, excepto los bálticos, que hoy son miembros de la Unión Europea y de la OTAN, y Georgia que se asoció, pero se separó en 2009 por la colaboración rusa a la independencia de Osetia del Sur. Turkmenistán pasó a ser solamente asociado en 2005, y Ucrania se retiró en 2014, luego de la anexión rusa de Crimea y de la guerra civil en el Donbáss.
¿Cómo fue la anexión de Crimea? En 2013 el gobierno ucraniano se negó a firmar un proyecto de acuerdo de ese país con la Unión Europea, lo que condujo a un levantamiento de los amigos del acuerdo (denominada “revolución Euromaidán) que culminó con la huida del presidente ucraniano Yanukóvich, quien fue sustituido por Oleksandr Turchínov, lo que Rusia consideró un golpe de Estado. El Donbáss es una zona al sureste de Ucrania, con una población mayoritariamente de rusos étnicos o rusófilos, que se opuso, en aquel entonces, al Euromadián y llevó a un levantamiento en armas contra Kiev, apoyado sin duda por los rusos.
Se inició un proceso enderezado a separar la península de Crimea de Ucrania para adherirse a la Federación Rusa, lo que sucedió efectivamente con base en unos referendos que se llevaron a cabo en Crimea y Sebastopol (16 marzo 2014). El 18 de marzo firmaron los acuerdos de secesión de Ucrania y su adhesión a la Federación Rusa. En Minsk, capital de Bielorrusia y bajo los auspicios de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), se llegó a un acuerdo, suscrito el 5 de septiembre de 2014 por Rusia, Ucrania y las repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk, enderezado a un alto al fuego y acabar con el conflicto, pero fracasó. El problema subsiste hasta hoy.
La secesión fue rechaza por la Unión Europea y por los Estados Unidos. La Asamblea de Naciones Unidas aprobó el 27 de marzo de 2014 la Resolución 68/262, Integridad territorial de Ucrania, rechazando el referendo e instando a su no reconocimiento. Desafortunadamente, esa Resolución solamente tiene un valor simbólico.
El conflicto en el Donbáss continúa y la mano rusa en el mismo también. La ocasión la pintan calva. Rusia se opone rabiosamente al ingreso de Ucrania a la OTAN, pero esta organización rechaza esa injerencia. Además, está en juego el suministro de gas ruso a Europa, en pleno invierno, a través de Ucrania y la apertura del nuevo gasoducto Nord Stream 2 que atraviesa el Báltico para llegar a Alemania sin pasar por Ucrania y Bielorrusia. Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Asuntos Europeos, ha dicho que "el funcionamiento de esta infraestructura dependerá del desarrollo de los acontecimientos en Ucrania y la actitud de Rusia".
Tal como yo veo las cosas, Rusia se contentará con una anexión parcial de la zona del Donbáss, sin intentar el total de Ucrania. Putin quiere vender su gas. Los europeos no quieren quedarse sin gas y los Estados Unidos no quieren poner más muertos en Europa.