Aunque puede parecer un tema suelto entre tantos de los cuales habla la gente, una ciudad debe funcionar bien para que las personas estén bien. Y lo que mejor debe funcionar es lo que toca al mayor número de personas: el transporte, la educación, la economía, los servicios públicos, el gobierno de la ciudad, las conexiones con los municipios vecinos, etc. Algunas cosas marchan bien en Bogotá: la educación, los servicios públicos, aparentemente la atención pública de la salud, el aseo. Pero hay otros aspectos, especialmente el transporte de las personas y el tráfico junto con las vías, que son realmente caóticos, inhumanos y hasta dan vergüenza tratándose de la capital de un país no tan subdesarrollado, se supone.
A los gobiernos y los gobernantes los han conquistado hoy los grupos minoritarios y las acciones que tocan en realidad a muy pocas personas. Por ejemplo, hacer campos de fútbol en Bogotá es beneficiar a una minoría insignificante de ciudadanos. ¿Cómo es que no se atiende totalmente el problema del transporte público que ha llevado hasta la indignidad, diariamente, a millones de personas? ¿Cómo es que no se resuelven los monumentales problemas de tráfico que han terminado por neurotizar a los bogotanos, romper las relaciones humanas por el tiempo que se pierde en los atascos, contaminar hasta el límite de lo humanamente soportable el ambiente? ¿Cómo es posible que ante tamaños problemas la autoridad esté dedicada a un río o un sendero peatonal en las montañas o a hacer fantasías con algo así como distritos creativos? ¿Es que lo que sufre la mayoría de la población no le importa a la administración y pareciera que hiciera a propósito más insoportable las dificultades para que todo el mundo compre una bicicleta o una patineta?
En lo que toca a la mayoría de las personas que vivimos en Bogotá, la ciudad no está funcionando bien. Mucho dibujito, mucha fantasía en diseño, muchos sueños de verano, pero el diario vivir del bogotano es insoportable. La gran mayoría de la población está desatendida en sus necesidades cotidianas. Hay mucho ego que se autoeleva con obras que apenas sí benefician a unos pocos. Y como no hay soluciones a lo que la mayoría necesita, el caos crece, la anarquía se hace cada vez más patente, la intolerancia en esta vida medio salvaje se crece a diario y los pillos hacen su agosto sin problemas. Y nos vienen con el cuento que es solo una percepción.
En Bogotá, como en la mayor parte de Colombia, las mayorías están abandonadas en buena medida por sus gobernantes, ahora encadenados por minorías gritonas. En parte, culpa de esto, la tenemos la mayoría pues nos meten los dedos en la boca y ni siquiera nos quejamos. Si una ciudad no funciona bien la gente se perjudica en todo sentido y mucho y se va de allí como ya está sucediendo. ¿Alguna ciudad funciona bien hoy en Colombia?