Más de 100 artistas de la Orquesta Sinfónica de Bogotá y la Sociedad Coral de Bogotá emprenderán un nuevo viaje, esta vez hacia las profundidades del alma con una imponente y reflexiva obra como lo es el "Réquiem" de Brahms, una de las más importantes y aclamadas piezas sinfónico-corales de todos los tiempos, que estará este mes en el Teatro Cafam.
Al frente de este sublime concierto estará nada más y nada menos que el director alemán Michael Meissner, quien llega a Colombia exclusivamente para guiar este importante encuentro. Además, estarán los solistas Manuela Tamayo (soprano) y Juan David González (barítono), lo que garantiza una conmovedora puesta en escena que promete no solo ser impactante gracias a la potencia de las más de 40 voces que integran la Sociedad Coral, sino que, además, será una experiencia cargada de sentimientos y reflexiones acerca de la vida.
EL NUEVO SIGLO habló con Meissner, quien desde Alemania dio a conocer de primera mano los detalles de este concierto, denominada “El Réquiem para los vivos”, escrita por el compositor alemán Johannes Brahms y estrenada en 1868 en la catedral de Bremen.
EL NUEVO SIGLO: ¿Qué encontrará el público en este "Réquiem" de Brahms que llegará a Bogotá estos 23 y 24 de noviembre en el Teatro Cafam?
MICHAEL MEISSNER: Esta es una obra muy especial, porque es el único réquiem que no sigue la liturgia católica, todos los demás siempre se apegan al texto católico, obviamente por el Día de los Muertos, pero en el caso de Brahms no era católico, porque él creció en el marco religioso luterano y esa es una de las razones por las que él escogió un texto bíblico no amenazante de la liturgia católica. Allí no hay un movimiento que diga de la ira de Dios, sino más bien los textos que él juntó son consoladores, humanistas, positivos, y ven la muerte como una transición y una bendición para aquellos que se mueren en nombre de Dios. Incluso, desde su estreno mundial, en 1868 en la catedral de Bremen, en Alemania, ha sido interpretada innumerables veces alrededor del mundo. Así que podemos disfrutar de una obra musicalmente fantástica y una espiritualidad profunda y diferente a las demás, que consta de siete movimientos y en su mayoría habla del consuelo, de la palabra de Dios que consuela como te puede consolar tu propia madre. Son textos muy lindos, muy sentimentales, es un acontecimiento filosófico sumamente humano.
ENS: Johannes Brahms fue un pianista y director de orquesta alemán del Romanticismo, considerado el más clásico de los compositores de su época. ¿Es un reto para usted poder transmitir su visión filosófica en estos tiempos?
MM: El "Réquiem alemán" de Brahms es uno de los retos más especiales que he tenido y eso se lo he explicado a los directivos que me invitaron a dirigir este concierto y más para mí, porque siento una cercanía espiritual con el autor, porque ambos nacimos en el norte de Alemania, cerca de Hamburgo, y nací con la misma tutela de la iglesia protestante de Brahms, entonces el espíritu de la obra y de la música eclesiástica alemana norteña es sumamente familiar desde mi infancia. Además, mis ancestros eran organistas, cantores en la iglesia luterana, yo soy el primer disidente que hizo carrera de violinista y director; salgo de esta tradición que es la misma donde creció Brahms. Creo que son muchos motivos por los cuales se puede dar una buena sintonía entre el director, la obra y la orquesta.
ENS: La música clásica es un género que no ha perdido vigencia en el tiempo; al contrario, hay un público que la sigue y la aplaude…
MM: Sí, ella ha estado vigente a pesar del tiempo. Por ejemplo, en la actualidad hay muchos jóvenes a los que le gusta este género, cada vez hay más solistas y fanáticos de todo el mundo, es decir, la música clásica es la inspiración que muchos necesitamos para seguir adelante. Es como los libros: hoy en día hay muchas plataformas digitales, libros electrónicos, pero igualmente se siguen escribiendo libros y todavía se siguen haciendo los premios de literatura, hay personas que a diario leen libros en físico, esa es su inspiración.
ENS: Usted ha tenido la oportunidad de participar en varias orquestas sinfónicas de amplio renombre mundial. ¿Cuál es su percepción de la Orquesta Sinfónica de Bogotá?
MM: Es una orquesta que tiene muchos jóvenes, músicos muy brillantes, son muy buenos, y lo más importante es que tienen un sentido social, educativo y cada vez más me ha sorprendido la excelente calidad, el compromiso de sus jóvenes con la música. Por supuesto, para jóvenes músicos el réquiem es más o menos la cosa más lejana que quieren tocar, porque nadie piensa en la muerte, pero es interesante porque el "Réquiem" de Brahms tampoco fue escrito por el viejo Brahms como lo conocemos con su melena blanca y su enorme barba, sino a los 28 años, siendo sumamente joven para pensar en la muerte; de hecho lo hizo por dos acontecimientos muy importantes en su vida: el primero fue la muerte de su amigo y mentor Rubert Chuman cuando Brahms apenas tenía 22 años, y segundo, la muerte de su madre nueve años después. Entonces aquí quizás está la motivación personal y sentimental de Brahms para escribir esta magnífica obra a tan temprana edad.
ENS: Usted también ha publicado libros como "Luis Humberto Salgado – Escritos sobre Música" y "Luis Humberto Salgado – Las nueve sinfonías". ¿Podría hablarnos sobre esa faceta de escritor?
MM: Llevo muchos años como investigador musical. Desde que vivía en México investigué la obra de varias figuras centrales en la historia de la música mexicana y desde hace ocho años vivo en Ecuador, en la bella ciudad de Cuenca, donde me topé con este fantástico compositor, Luis Humberto Salgado, del cual he tenido la oportunidad de dirigir muchas de sus obras, quien tiene un catálogo impresionante, más de 150, nueve sinfonías, siete conciertos y muchas cosas interesantes. En este momento estoy investigando sobre sus obras, una de ellas es "Eunice", que también fue estrenada en Cuenca.
ENS: ¿Cómo conectar a los públicos con la música clásica en esta época de muchas distracciones y lluvia de géneros musicales?
MM: Sabemos que hay muchas corrientes dominantes en la actualidad. Por ejemplo, la música comercial que está en todos los medios las 24 horas. Pero en la música clásica hay un público creciente en todo el mundo y eso se mantiene gracias a las orquestas sinfónicas, porque para todo hay público, entonces no es una competencia, es una desgracia que nos bombardeen con música comercial hasta cuando vas de compras o en el transporte, pero lo importante es que la gente puede elegir qué escuchar y qué no. La música comercial no tiene ese contenido humano profundo que está entre los pentagramas, que nos recarga las baterías con pensamientos y sentimientos positivos para seguir adelante; pero por supuesto que no critico a los jóvenes que quieren escuchar su propia música, finalmente es una elección y también es una cuestión de cómo educar. Es un poco triste que las escuelas cada vez incluyen menos ofertas de educación musical.