“Si quieres la paz, prepárate para la guerra” (atribuido a Julio César). Esta frase es dogmática en las fuerzas militares de todos los países del mundo. Pero el flamante nuevo Mindefensa no ha oído hablar de ella. Claro, si no prestó servicio militar, odia a las fuerzas armadas y denuesta de ellas, no distingue un sargento de un general y la única vez que ha pisado un cuartel fue cuando el ejército le rindió honores como ministro. Pero ahí está, nombrado por Petro que prestó servicio militar en el M-19.
Y ¿qué sucede con un personaje así como Mindefensa? Lo que estamos viendo: descabeza 48 para nombrar nuevas líneas de mando en las fuerzas y pone unos generales sin experiencia que se acomodan a la situación. El Director de la Policía abre la boca para decir que no habrá fumigación y que la policía no está para erradicar la coca. Y él, el ministro dice que no se podrán bombardear los campamentos guerrilleros cuando haya menores de edad en ellos. Esta es una estupidez extrema que pensamos era propia solamente de Roy Barreras.
Todos sabemos que la violencia en Colombia está impulsada por el narcotráfico y que las disidencias, el Eln y los grupos como el Clan del Golfo -que son los que la generan y asesinan líderes sociales- no tienen interés distinto al narcotráfico. Pero, además, ellos, no el Estado, son los que reclutan menores y los llevan a sus campamentos para usarlos como escudo.
Todos los ataques a esos campamentos -que doblegaron a las Farc-son planeados debidamente, con toda la inteligencia accesible y con el cumplimiento de todos los protocolos internacionales. Pero estos no implican que un sargento vaya a un campamento y diga: “muéstrenme las cédulas para verificar que no haya menores porque vamos a bombardear”. Y mucho menos que los pilotos hagan lo mismo (¿con un megáfono?) desde sus aviones. Que es lo que pretendía Barreras en su momento y ahora lo hace el Mindefensa.
Hay que proteger a los menores, no hay duda. Pero esa protección se pierde cuando se visten de camuflado y agarran un fusil. Y esos son los que, ocasionalmente, mueren en los bombardeos. Son combatientes, a la luz del derecho internacional. Y, por esa razón, las fuerzas armadas no reclutan menores de 18 años.
La inconsistencia del partido de gobierno está en proteger menores armados y al mismo tiempo proponer que se reduzca la edad para votar a 16 años. Son buenos para votar, pero no pasa nada si disparan contra las fuerzas armadas o forman parte de la primera línea para vandalizar buses, destruir propiedad ajena y tirar bombas incendiarias contra la policía, a la cual le quieren quitar el Esmad para que no puedan protegerse ni defender a la ciudadanía.
En el futuro no habrá Esmad, la policía no ayudará en la erradicación de la coca sino que se dedicará a cuidar niños en los parques, no se podrán fumigar los cultivos sino que la erradicación será voluntaria -¿tan exitosa como hasta ahora que estamos llegando a 240.000 hectáreas?-, no se podrá utilizar la fuerza aérea para atacar a los insurgentes, no habrá extradición para los narcos ni cárcel para los ladrones de celulares que voluntariamente los devuelvan y se comprometan a pagar la cuenta por seis meses (?). Y a los que invaden tierras se les “recomienda” negociar con sus propietarios.
Lo anterior, apreciado lector, no es un chiste. Por ese programa votaron más de once millones de personas. Ahora, como decía el Chapulín Colorado, ¿quién podrá defendernos?