Tantos presentes | El Nuevo Siglo
Viernes, 10 de Marzo de 2017

Oceane soltó el teléfono, el cual cayó inmóvil sobre el prado enfocando las sombras indefinidas de la hierba alta, y corrió directamente a las vías del tren en la estación de Egly. Los comentarios consternados de sus televidentes preguntaban por la suerte de la joven. Se ven las botas de un oficial gendarme de la policía francesa y la transmisión se interrumpe. Esos pocos segundos quedarán para siempre en la larga historia del internet, como uno de los primeros y más polémicos suicidios transmitidos en línea gracias a las facilidades recientes de las nuevas plataformas de broadcasting que de un año para acá vienen ganando una inusitada popularidad.

Lo que antes era un beneficio exclusivo de grandes conglomerados de medios con inversiones multimillonarias y logística desbordante, hoy es un servicio generalizado al alcance de cualquiera y con un grado de dificultad tan simple como descargar una aplicación y oprimir un botón. Desde famosos futbolistas españoles que celebran títulos hasta actrices colombianas que buscan vigencia charlando con sus fans en ropa interior, pasando por guarderías de tiernos gatos en el Reino Unido o gamers gringos que se filman probando el último videojuego del mercado, el catálogo de canales en vivo es multicolor y con demasiadas alternativas como para aburrirse.

Pero esta multiplicidad de vidas públicas paralelas, congregadas gracias a la tecnología, trae consigo diversos riesgos que apenas estamos entendiendo cómo abordar. Más allá de posibles infracciones a los derechos de autor por utilización no autorizada en vivo de elementos protegidos, el mayor problema de los proveedores en línea será implementar controles efectivos para evitar la difusión de material inapropiado que pueda acarrear consigo consecuencias indeseadas.

La asombrosa viralidad con la que una puesta en escena en tiempo real puede llegar a masificarse es un activo de invaluable atractivo para organizaciones criminales, grupos terroristas y saboteadores. Gigantes como FacebookLive, Periscope, Ustream, entre otros, tienen en sus manos la próxima gran revolución de las telecomunicaciones, una en la cual el cubrimiento de la guerra siria puede llegar a tener la misma difusión y visualizaciones que la cotidianidad canina de la vida de mi perro.

Esta herramienta no sólo abre las puertas a una infinidad de magnificas posibilidades, como la implementación de clases a distancia para aquellos lugares donde por las condiciones geográficas no sea sencillo acceder, sino que también constituye un logro más de igualdad para la internet. Un lugar donde todos somos iguales, podemos visitar las mismas páginas y, ahora, podemos darle a conocer a todo el planeta nuestra realidad conforme va aconteciendo. El salto televisado de Oceane solo fue el principio de las polémicas que tantos presentes, ocurriendo en un mismo momento, acarrearán consigo y sin una regulación clara al respecto, el juego jurídico apenas está empezando.

Por lo que a mí respecta, llevo varias horas siguiendo en alta definición el trabajo de parto de una hermosa jirafa en algún zoológico de Nueva York y mientras se escriben estas letras aguardo expectante, junto con varios miles más, por su desenlace final.

fuad.chacon@hotmail.com

@FuadChacon