Las similitudes con países que fueron abandonados por sus ciudadanos son cada día más frecuentes. El clamor general afuera y acá es que hay que hacer algo, pero en la realidad resulta que no se hace nada. El día a día consume a todos mientras el barco sigue a la deriva y se sumerge. El empresariado clama por una reactivación económica urgente como si para ese propósito lo único que se necesitara fuera reunirse en Cartagena a diseñar estrategias conjuntas y a tener diálogos sinceros con el gobierno. No se si se trata de un exceso de ingenuidad o una estrategia en sí misma.
Tampoco se si no se han dado cuenta que para el gobierno hay otras prioridades mucho más importantes que llenarle los bolsillos con más dinero a los empresarios. Por ejemplo, declarar patrimonio histórico de Colombia el sombrero aguadeño que usó un criminal y bandido llamado Carlos Pizarro. Ahora el ministro de Comercio y ex Mr. Taxes pide reuniones urgentes con el empresariado en busca de diálogos francos. Por eso saluda muy amablemente a Gilinsky.
Sin embargo, la razón del decrecimiento puro y duro parece que no la ven o se hacen los que no la quieren ver ni el gobierno ni los empresarios. Les da temor oponerse a cualquier idea por terror a ser excluidos o expropiados como en su momento le pasó al presidente del Banco Provincial en Venezuela después de una simple llamada con el comandante Chávez.
Mr. Déficit, sabe de antemano que la fórmula para la reactivación económica no saldrá de ningún conclave económico así asistan todo el empresariado junto y tengan el mejor ánimo de dialogar francamente con el gobierno.
Los hechos que desactivaron la economía son la corrupción, constituyente, reforma tributaria, reforma pensional, reforma a la salud, reforma laboral, incertidumbre legal y económica, riesgo país, golpe blando, alinearse con países enemigos de Estados Unidos, lo cual ha sido tomado por ellos como una afrenta contra los intereses de seguridad nacional de EE.UU.
Así este gobierno termine en dos años y pico, la recuperación económica y social de Colombia tardará décadas. La confianza se pierde una sola vez en la vida. Y consiste en eso mágico y esotérico que resulta del buen trabajo y desempeño de muchísimos años y que en el caso de Colombia se está perdiendo y en menos de dos años. Y su recuperación, si es que llega a haberla, no depende de diálogos francos, sino de que vuelva a existir esa magia. Colombia tuvo esa magia hace una década o más cuando todos nos volteaban a mirar y brillábamos en la región como un rising star pero ahora somos un unreliable star.
Y esa no es una percepción mía o de cualquier otro columnista. El mismo congreso de EE. UU. redujo los fondos para Colombia en un 50% y condicionó el resto, todo porque Colombia hoy se alinea más y más con los enemigos de EE. UU. Y lo veremos con las visas, las medicinas, la ayuda militar y nos llenaremos de basura cubana…
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