En la instalación del VIII Congreso del Partido Comunista en Cuba, que tuvo lugar el pasado viernes, se produjo finalmente el anuncio del retiro del Primer Secretario del Comité Central del Partido, Raúl Castro. No obstante, como algunos señalaron, fue una despedida que dejó claro que el hermano de Fidel no se alejaría definitivamente. En sus propias palabras, satisfecho de su labor, manifestó que continuaría “militando como un combatiente revolucionario más, dispuesto a aportar mi modesta contribución hasta el final de la vida. Nada me obliga a esta decisión. Creo fervientemente en la fuerza y el valor del ejemplo y en la comprensión de mis compatriotas; y que nadie lo dude: que mientras viva estaré listo, con el pie en el estirbo para defender a la Patria, a la revolución y al socialismo con más fuerza que nunca. Y tras una demostración de ferviente admiración, con una ovación de parte de los asistentes, invitó a gritar:”¡Viva Cuba Libre! Viva Fidel! Patria o muerte”.
El Informe Central por este miembro de la “generación histórica de veteranos combatientes rebeldes” estuvo lleno de mensajes en un momento en que Cuba y su Partido afrontan una de los momentos más críticos desde la Revolución de 1959. En lo interno, una economía que, además de los efectos de la pandemia, debe responder a una caída de más del 11% del PIB, una sociedad con mas canales y medios para hacer sentir su descontento y mostrar cómo las disidencias aumentan o al menos son más visibles gracias a la reciente llegada del internet móvil, y las perspectivas de una transición política debido al aparente fin de la era de los Castro después de sesenta años al frente del Partido, con la presunta asunción del Presidente Díaz Canel como Secretario del del Partido, dejan un escenario que debe ser observado con detenimiento.
Con la llegada de una nueva administración a los Estados Unidos hay voces que claman por la continuidad de las políticas y estrategias iniciadas por la administración Obama en el sentido de avanzar en el “deshielo”; no obstante, los voceros de la Casa Blanca ya han dejado ver que aunque los demócratas retomaron el poder, la política hacia la Isla se diferencará de la de Obama. Aunque se anunció en campaña que se daría marcha atrás a las sanciones impuestas por Trump, sobre el asunto no se ha hecho nada. Más aún, se ha señalado es que se mantendrán firmes las políticas de derechos humanos y ello implica que no habría modificaciones en cuanto al bloqueo impuesto a Cuba. A pesar de ello, con las palabras de Raúl Castro, que sigue responsabilizando a la potencia del Norte, se deja abierta la puerta para entablar un diálogo respetuoso, que permita edificar un nuevo tipo de relación, dejando claro que no cedería en sus ideales socialistas y revolucionarios.
Con la reiteración de que Cuba continuará teniendo como ejemplo las experiencias de China y Vietnam y siendo solidario con la dictadura de Maduro en Venezuela, y con el sandinismo de Nicaragua, con el panorama descrito, cabe preguntarse si realmente habrá una verdadera transición política, económica y social en Cuba o, si por el contrario, se seguirá insisitendo en mantener un régimen que, dadas las condiciones actuales, resulta cada vez más inviable y que sigue sacrificando la vida del pueblo cubano.
Por @cdangond