Terminó la campaña electoral y nos aprestamos a cumplir con el Derecho Constitucional de depositar nuestro voto por el candidato que mejor responda a nuestras expectativas y que creamos pueda asumir el compromiso de conducir a Colombia en esta coyuntura tan compleja de la vida nacional.

El actual proceso electoral de ha caracterizado por la desconfianza en la organización electoral debido a la inconsistencia que se presentó en las elecciones para el Congreso de la República y esperamos que se hayan adoptado de manera adecuada las medidas correspondientes para evitar que se repitan las deficiencias que se conocieron en las elecciones pasadas y se pueda garantizar la transparencia de las elecciones como todos lo esperamos.

La verdad es que hubo diferencias notorias entre el preconteo electoral y el escrutinio que corresponde adelantar a los jueces y esa lamentable contingencia   no registra antecedentes en las últimas décadas en Colombia. Soy de los que cree que lo que realmente importa es el resultado que arroje el escrutinio; pero, de todas maneras, queda un ambiente enrarecido que se debe evitar a todo trance por la polarización que se ha venido viviendo en el país.

Hay que reconocer que en el desarrollo de la campaña se presentaron agresiones y señalamientos innecesarios que no contribuyen a construir el ambiente de tranquilidad que se desea para que este proceso culmine en condiciones de normalidad.

Por otra parte, siempre he creído que una de las facetas que más se debe reconocer en una persona es la verticalidad de sus principios, de sus convicciones -no de sus pasiones- y la coherencia en la defensa de los mismos. Dicen que algunos se acomodan de acuerdo al posicionamiento que tengan los aspirantes presidenciales en las encuestas, pero ello no es nuevo entre nosotros.

Otra de las notas características del actual proceso electoral han sido las diferencias en los resultados que revelan las firmas encuestadoras. La gran conclusión es que vamos en forma inexorable para una segunda vuelta electoral y que a ella pasarían los candidatos Gustavo Petro y Federico Gutiérrez, según Invamer Gallup y Guarumo. Y para el Centro Nacional de Consultoría hay un empate técnico entre los aspirantes Federico Gutiérrez y Rodolfo Hernández. A este respecto, si tenemos en cuenta que las encuestas influyen en la opinión de los electores, bien valdría la pena que las encuestadoras por lo menos se pusieran de acuerdo en el volumen de personas a encuestar como regla básica, o que lo haga el CNE.

Finalmente, los debates entre los candidatos, a pesar del esfuerzo de sus convocantes, no entusiasmaron mucho a la opinión pública, como en otras épocas, quizá por la rigidez de los formatos que obliga a respuestas muy cortas por la estrechez del tiempo. Bien valdría la pena contemplar la posibilidad de que haya debates reduciendo los bloques temáticos para concentrarse en los temas más sensibles y no abarcando muchos temas al mismo tiempo. Ojalá la democracia salga fortalecida el próximo 29 de mayo.

***

Mis sentimientos de pesar y solidaridad con la familia Gómez por la sensible desaparición de un ser tan apreciado como era Mauricio Gómez.