Que valorar el pasado histórico puede ser la fuente que sirva de inspiración para plantear políticas visionarias es el legado que, en términos generales, ha dejado el presidente Virgilio Barco Vargas. Tres volúmenes que le rinden homenaje, publicados impecablemente por Villegas Editores y que cuentan con la elaboración de un encomiable texto elaborado por Marino Tadeo Henao, jurista eminente y buen cultivador de los temas históricos y políticos, como lo demuestra en forma irrefutable.
El lunes 7 de noviembre la programadora Caracol que dirige Gonzalo Córdoba presentó un elogiado documental que recoge, precisamente, uno de esos legados que al lado de la construcción de la democracia y de las importantes acciones en materia de infraestructura y desarrollo se presentan en los tres volúmenes de homenaje al presidente Barco con ocasión del centenario de su nacimiento.
Con un sentido innegable de la oportunidad y al tiempo que se sucedía la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en Egipto, en la cual participaban numerosos jefes de Estado de países de todos los continentes y donde se encontraban tanto el presidente Gustavo Petro como el expresidente Iván Duque. Una importante coincidencia histórica para representar allí una Colombia tanto del reciente pasado como de la actualidad y la construcción del futuro. Se trataba de la consideración universal de un tema de la mayor significación para nuestro tiempo. Cómo preservar la existencia del planeta y cómo asegurar que el pulmón más estratégico juegue el papel Salvador que le corresponde y que, por lo tanto, los esfuerzos de todas las naciones confluyan en una acción comunitaria que repare los daños ocasionados torpemente y sea el ejemplo de la solidaridad universal.
El documental mostró el conocimiento que el presidente Barco tenía tanto de la historia de Colombia como de la importancia de su territorio biodiverso y, claro está, de la Amazonia. Además del papel de las comunidades indígenas en su preservación, unido ese conocimiento, a su entendimiento de los problemas que ya estaban afectando la supervivencia de la especie humana, lo llevaron a plantear desde el mismo comienzo de su administración (1986-1990), una política pública audaz y de enormes dimensiones cuya significación apenas se entiende en su descomunal dimensión de nuestros días. Al mismo tiempo que en Egipto se debatía este tema, en el palacio de los papas en Aviñón se exhibía la impresionante colección fotográfica construida por Sebastián Salgado sobre el mismo tema.
El documental es una bella realización cinematográfica que conviene presentar al mundo entero porque muestra el compromiso de la nación colombiana con una agenda que Virgilio Barco visionariamente elaboró con persistencia, convicción y con la ayuda de expertos que todavía, después de casi cuatro décadas, continúan comprometidos con tan afortunada política pública; que contribuyeron a diseñar como es el caso de Martín Von Hildebrand y ahora, también, la de su hijo, actual presidente de la Fundación Gaia, la que tuvo la buena idea de invitar al entonces presidente Barco para que en Kew Gardens presentara su política indigenista y amazónica en presencia del hoy Rey Carlos III de Inglaterra. El entonces príncipe Carlos comprendió a cabalidad la trascendental dimensión de la iniciativa del presidente Barco y desde entonces se declaró como el defensor y protector de esa estrategia y, luego, cuando pronunció su discurso en el banquete que le ofreciera El presidente Juan Manuel Santos reiteró ese compromiso y reafirmó sus encomios a esta decisión trascendental. La entonces ministra de Cultura, Angélica Mayolo, jugó un papel muy importante en la organización de los actos que tuvieron que ver con el homenaje a Barco en el 2021 y que contaron siempre con el impulso y las propias reflexiones de Iván Duque. Ella, en su prólogo, dice querer seguir el ejemplo de Virgilio Barco, "un líder visionario, vanguardista y valiente que no sólo defendió nuestra democracia en uno de los momentos más turbulentos y violentos de la historia reciente de Colombia, sino que le abrió buenos y sólidos caminos al sentar las bases que habrían de dar lugar a la Constitución de 1991 y a tantos otros procesos democráticos y de reconciliación que propiciaron una cultura política pluralista y diversa."
Los testimonios del expresidente Cesar Gaviria, reveladores y generosos; de su hija Carolina Barco; del bien reconocido ambientalista Manuel Rodríguez Becerra y de funcionarios de su gobierno, no dejan dudas sobre cómo la construcción visionaria del futuro tiene mucho que ver con el conocimiento y la valoración del pasado.
Congratulaciones especiales a Caracol por este precioso documental que será bien apreciado en las diferentes partes del mundo donde sea presentado. Qué oportuno y justo homenaje a una política del presidente Barco cuya vida, podría decirse, ha pasado desapercibida las últimas décadas.