A altas horas de la madrugada caraqueña, sin antifaz y delante de Edmundo y el mundo, el narco régimen chavista graduó a Maduro como supremo dictador. El acta de grado, con seguridad la única acta sobre la que no existe la más mínima duda sobre su autenticidad, se la entregó el señor Elvis Amoroso. Un tipo desagradable, quien en honor a su apellido y a G. Orwell tuvo un gesto de mucho “amor” con la democracia y el pueblo venezolano. Tal vez en un acto de lealtad, de esos que suelen darse en el bajo mundo y por instrucciones de la primera diabla de la dictadura la desagradable Cilia Flores.
Se sabe que el señor amoroso es un hampón de vieja data. Su cara misma lo delata. Pero el pedido de la comunidad internacional biempensante de Colombia, Brasil y México principalmente, esa comunidad de humanos bien informados y “más inteligentes” que todos, para que se recuenten los votos y muestren las actas, es doblemente corrupto y criminal.
Es pedir respeto hacia el diploma del narco dictador hasta que no se demuestre lo contrario así sea con actas falsas. Para que algunos entre estos Colombia puedan estar tranquilos y sigan siendo amigos y socios de un régimen narco dictatorial. ¿Sería inaceptable que continúe la amistad no?
En todo caso un expresidente colombiano y Timochenko consideran al sistema electoral venezolano como un “sistema seguro y blindado”. A diferencia del mundo entero que lo considera lo más corrupto que existe sobre la tierra después del entramado que comunica Ungrd, congreso y gobierno.
De nada sirvieron los gritos y groserías de la pasajera perturbadora y oportunista Claudia López contra el régimen venezolano a bordo de un vuelo comercial. A propósito, azuzar, gritar y llamar al desorden en una aeronave comercial es un delito. No entiendo cómo no la arrestaron cuando volvió a Colombia…
Mientras tanto los biempensantes actúan con prudencia, cautela, tibieza… dándole tiempo a los chinos para fabricar actas de votación y a Maduro para secuestrar testigos electorales que firmen o los mata.
ONU, OEA y otras instituciones sofisticadas no sirven para nada … Lástima que occidente esté más preocupada por su autodestrucción, la cultura woke y por burlarse del sacramento de la Sagrada Eucaristía, que con hacer prevalecer la justicia.
Ténganlo muy presente. La receta siempre será la misma: cultivar mucha miseria, ignorancia y pobreza para recoger muchos votos y tener el poder popular de su lado por décadas. Ha quedado muy claro en Venezuela y está quedando claro en Colombia. La pobreza y el estatismo van de la mano. La dependencia del Estado es un veneno letal. El tal poder popular que tanto les fascina a estos delincuentes desarreglados se compra con un pollo asado. Las FF.MM, Policía, CNE, Fiscalía y otras instituciones con mucha plata. Por eso es tan grave el caso UNGRD, congreso y gobierno.
Por eso la policía escolta al funcionario público como si este le pagara y atropella al ciudadano. Por eso todas las instituciones creen que su jefe es el dictador o el presidente. Un entendimiento fatal.