Una renuncia forzada | El Nuevo Siglo
Viernes, 9 de Diciembre de 2022

Las nutridas renuncias de dirigentes gremiales que se han dado por estos días han estado rodeadas de misterio. Los motivos de la de Roberto Vélez, sin embargo, han sido claros: el presidente Petro le pidió la renuncia y él, a pesar de que la Federación no es una dependencia del palacio de Nariño sino una entidad gremial de carácter privado conformada por 550.000 cafeteros, resolvió hacerse a un costado para no perjudicar -indica el gerente saliente- a los caficultores agremiados.

Aunque el motivo de esta renuncia se divulgó con relativa celeridad no deja de ser sorprendente en grado extremo, y plantea interrogantes de fondo sobre lo que está pasando en las relaciones entre el gobierno Petro y los gremios. Resulta impropio que el presidente de la República intervenga en la vida de un gremio privado solicitándole a su cabeza que se haga a un costado. Solicitud, además, doblemente insólita pues se tramitó a través de un funcionario subalterno de la casa de Nariño. No es un procedimiento aceptable.

La Federación maneja el Fondo Nacional del Café que tampoco está conformado por recursos oficiales, sino por dineros parafiscales que se generan por el tributo que pagan los cafeteros. El Fondo es afecto exclusivamente al bienestar de la comunidad cafetera. Tradicionalmente se ha manejado en concertación entre gobierno y cafeteros. Es claro entonces que quien eligió al gerente dimitente no fue el gobierno sino los representantes de un gremio. Y, por lo tanto, eran sus mandantes -los cafeteros- quienes estaba habilitado jurídicamente para pedir la renuncia de Roberto Vélez en el seno del comité nacional, que es el foro donde se conciertan las políticas cafeteras entre gobierno y caficultores. Y donde se eligen los gerentes de la Federación.

Por más poderes que la Constitución le otorgue al presidente de la República no figura el de forzar el retiro de las cabezas de los gremios privados. Esto que ha sucedido resulta contrario a las instituciones y malsano para el buen funcionamiento de un gremio cosido al alma colombiana, como es la Federación de Cafeteros.

Ahora bien: ¿por qué se ha hecho a un costado el doctor Roberto Vélez? Él mismo lo señaló con claridad: para que los cafeteros no resultaran eventualmente perjudicados con su permanencia a la cabeza de la federación ante la insólita solicitud presidencial. ¿Y cómo podrían resultar perjudicados los cafeteros? Por una retaliación gubernamental -desde todo punto censurable pero que podría venir- consistente, por ejemplo, en ver cerrados los créditos y apoyos a la comunidad cafetera que fluyen a través del Fondo Nacional del Café.

La actitud asumida por el gerente Vélez lo honra, pero arroja luces inquietantes sobre la manera como el gobierno Petro está utilizando indebidamente las palancas del poder para lograr fines y caprichos que desbordan sus facultades.

Esta renuncia sobrevino, además, en el preciso momento en que se cerraba un exitoso congreso cafetero en el que se hizo un justo reconocimiento a la labor desempeñada por el doctor Roberto Vélez. A lo incomprensible del procedimiento elegido por el presidente se vino a sumar la inoportunidad del momento escogido. Ya quisiéramos que otros gremios que manejan también recursos parafiscales como la Federación, lo hicieran con igual transparencia y democracia como lo ha hecho la Federación a lo largo de sus noventa años de vida.

Los gremios no existen para elogiar o halagar a los gobiernos de turno. Tampoco para estarlos criticando o mortificando. Están, ante todo, para servir los intereses de sus afiliados y para colaborar con los gobiernos en los propósitos comunes en los que coincidan con sus responsabilidades gremiales. Ojalá el actual gobierno comprenda esta realidad que no por ser evidente debe dejar de recordarse en estos complejos momentos que vive Colombia.

Van mis felicitaciones para el doctor Roberto Vélez por su brillante gestión al frente del gremio más importante que tiene Colombia, y por la elegancia y altura con la que manejó su forzada renuncia.