La minga de Cauca no es república aparte. Su aparente disponibilidad al diálogo, dejó ver más interés por dilatar, que a acordar. Vieja maña para presionar acuerdos con gobiernos.
Sin desconocer incumplimiento y olvido de varios gobiernos a las comunidades caucanas, ahora la Constitución y la Ley impone a los gobernantes cumplir lo prometido; la minga debe entender que está en el mismo país, sin excepciones.
También bajo el acuerdo, debe quedar claro que es absolutamente demencial justificar que con violencia se debe combatir violencia, como pregonan amigos de la guerra.
Que el “acuerdo es cumplible”, como lo califica el presidente Duque, es lo mínimo esperado. Perdurará, si hay seguimiento para cumplirlo, en todas sus partes.
En medio del conflicto es de reconocer la intervención del Juez de Popayán, quien debería hacer parte del Gobierno Nacional. Sencillo: rescató la Constitución y el Derecho ciudadano.
Son principios que se saben, pero no se cumplen. Esta vez subrayó que, bloquear es delito y, le abrió los ojos a la minga para despejar la Panamericana.
Y se demostró que la prudencia, frente al desorden, tiene límites para un gobernante. Es cierto que, no se debe dialogar bajo pedreas; válido también, imponer autoridad facultada por legislación del país. El Juez dio enseñanza administrativa.
No se desconoce que la Fiscalía General prendió luces al revelar que avanza investigación sobre la infiltración armada, durante bloqueo en Cauca y, manifestaciones estudiantiles en Cali y Bogotá.
Además, sostuvo que tiene conocimiento sobre un presunto intento de atentado al presidente Duque. El país no puede repetir reverso y frenazo, como en décadas pasadas, al desatarse violencia fatigante
Sin embargo, hay una cadena sumida en desacuerdos y confusiones en línea caliente, como sucede con las objeciones del Gobierno a la JEP, sometidas al Congreso y, a la vez, el Plan Nacional de Desarrollo.
Si hay aplanadora para los dos proyectos, serán las cortes Constitucional y de Justicia los máximos organismos que, al final, intervendrán para evitar desacuerdo en paz y un trancón económico, con desilusión y desencanto.
Con cabeza fría y sin pasión politiquera, el país está llamado a mantener integralidad, como seres humanos pensantes, de una sociedad que trabaja, produce, medio gana, consume, paga lo cobrado y, gasta hasta donde puede.
Al margen del forcejeo en Senado y Cámara, con JEP y PND, se observan de fondo, los choques entre partidos; parece que diputan prestigio, con apoyo o descarte de las objeciones, como acaba de producirse.
Así el país está conminado a respirar conciliación y entendimiento, ante los conflictos sucesivos, siempre planteando ideas aplicables y productivas, sin odios, valorando primero la Ley, con alma, vida y corazón, un regalo celestial.