VICENTE TORRIJOS R. | El Nuevo Siglo
Lunes, 21 de Noviembre de 2011

 

Memorando al presidente Rajoy
 
En la política doméstica, el nuevo Presidente español lo tiene claro: apoyo a los emprendedores, educación para la meritocracia y austeridad absoluta.
Por eso vale la pena reflexionar conjuntamente acerca de lo que puede pasar en lo internacional, ligando, principalmente, las dos orillas del Atlántico.
Porque, al fin y al cabo, todo comienza por casa. En este caso, en Euskadi, pues lo primero que podría hacer el presidente Rajoy es terminar de un solo tajo con el coqueteo negociador entre el socialismo y la Eta.
Vendiendo ilusiones de paz basadas en su autocontención deliberada, o sea, absteniéndose de ejercer el terrorismo para posicionarse políticamente como determinadora de la gobernabilidad vasca, la Eta y sus asociados no armados se han convertido en un modelo táctico y estratégico para agrupaciones como las Farc, dedicadas más o menos a lo mismo.
Así que al ponerle fin a esa connivencia interna que ha promovido las ilusiones de diálogo con base en un anacrónico derecho a la autodeterminación, el Estado español se sentirá por fin con las manos absolutamente libres para pedirles cuentas a gobiernos como el de Chávez, en Venezuela, que alientan el terrorismo y se jactan de su conducta transgresora.
Desenmascarando la red Batasuna - Miraflores - Timochenko, La Moncloa pasará a cuestionar también el modelo cubano y podrá bloquear cualquier tipo de ayuda europea a un régimen que -como el de Damasco- se deleita oprimiendo a su pueblo e inspirando en Centro y Suramérica la lucha armada contra “el imperialismo norteamericano y sus peones”.
 
 
Lucha en la que todos estos gobiernos prófugos de la justicia coinciden con el de Irán, cada vez más interesado en extender sus tentáculos para desestabilizar a la América Latina.
En tal sentido, el presidente Rajoy robustecerá sus relaciones con la Casa Blanca para instalar en suelo español los controles del escudo antimisiles, una de las pocas muestras de lucidez estratégica que tuvo, ya en medio de su agonía, el gobierno Zapatero.
Asimismo, apoyará a Tel Aviv no sólo para impedir la fabricación de armamento nuclear iraní sino para cerrar con broche de oro la Primavera Árabe devolviéndole la democracia a Siria -cuyo gobierno dictatorial gozaba de todos los afectos del socialismo contemporizador-, liberando al Líbano y paralizando de una vez por todas a Hamas y Hizbolá.
En definitiva, el nuevo Presidente español tiene una larga lista de tareas para ayudar a consolidar las democracias en América y el Medio Oriente (más allá de las visiones clasistas o civilizacionales del problema), raquitizar a los terroristas y fomentar la prosperidad, las inversiones y la competitividad entre las naciones.