VÍCTOR CORCOBA HERRERO | El Nuevo Siglo
Jueves, 31 de Mayo de 2012

Matanza de niños en lugares de conflicto

 

Observadores de Naciones Unidas cuentan decenas de cadáveres de niños entre los fallecidos en la ciudad siria de Al Haula. Este tipo de sucesos no son nuevos, y lo nefasto, es que nos estamos acostumbrando a convivir con esta trágica realidad. El mundo, a través de sus organizaciones e instituciones mundiales, tiene que ir a la raíz del problema y pedir cuentas a los responsables de estos lamentables actos. Los países tienen que unirse para combatir estos escenarios vergonzosos, como puede ser el reclutamiento infantil o la utilización de inocentes vidas como escudos. Este brutal abuso, aparte de ser una violación flagrante de la ley internacional, nos encamina a recapacitar sobre tantas injusticias sembradas y a volver los ojos a tantos conflictos armados, alimentados por la proliferación y adquisición de armas, cuyo tráfico comercial e impúdico evita cualquier consideración ética.

La Tierra está plagada de violencias que debemos atajar cuanto antes. El caso de Siria, por ejemplo, hace tiempo que la ONU viene denunciando graves violaciones de derechos humanos. Así, un informe publicado este mismo mes, denuncia “los casos de muerte y de tortura de niños y adolescentes detenidos por el ejército e interrogados para que admitan que sus familiares son miembros de los grupos de la oposición”.

La infancia debe ser educada en un espíritu comprensivo, de tolerancia y amistad entre los pueblos, y sus talentos deben dedicarse al servicio de sus semejantes. ¡Ojalá se les diera esta oportunidad a todos los niños del mundo!

Esta deshumanización, en parte propiciada por las guerras que violan todos los derechos de la infancia, es intolerable y debe cesar cueste lo que cueste. Cada día son más los niños que son violentados, que trabajan en la calle, a una edad en la que deberían estudiar. Otros, han tenido que cambiar los libros por las pistolas. Ciertamente, mucha gente viola la Convención sobre los derechos del niño y no pasa nada. Desde luego, se debe poner fin a la impunidad y asegurar la justicia a todo ser humano, y aún más a los débiles.

Cuentan jóvenes entre 15 y 19 años, de Sierra Leona, que la “Comisión de la Verdad y la Reconciliación sirvió de gran ayuda. La gente ha tenido la oportunidad de disculparse por los crímenes cometidos y han recibido el perdón, y esto ha sido una buena noticia para mantener la paz”. De todos modos, ante cualquier situación de conflicto armado que viva un país, es concluyente que la vida de los niños vuelva a la rutina lo más pronto posible, como ha de ser acudir a la escuela.

Para maldición de la especie, la efusión de sangre es un juego en alza. De acuerdo con datos de la ONU, desde marzo de 2011 más de 10.000 personas han muerto en Siria por la violencia, unas 230.000 se han desplazado de forma interna y más de 60.000 han buscado refugio en países limítrofes, como Turquía y Líbano. ¿Qué está fallando? Ser personas de discernimiento. La libertad se preserva con dejar volar y no con romper alas. La justicia se ampara con la razón y no con las armas. Con la paz ganamos todos, con las guerras nadie gana. Por tanto, urge establecer un final para las masacres, antes de que estas ejecuciones establezcan un fin para la humanidad.

corcoba@telefonica.net

*Escritor