Según datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, de los 8.000 millones de habitantes del planeta, cerca de 1.200 millones conviven con alguna forma de violencia, es decir, más del 15% de la población mundial. Esta misma población seguramente se encuentra dentro de los habitantes más pobres del planeta. Los datos alrededor de la violencia mundial son decepcionantes y evidencian el fracaso de la humanidad para resolver pacíficamente los conflictos.
En lo corrido del año, más de 100 millones de personas han sido objeto de desplazamiento o se encuentran en condición de refugiados. Además, el informe señala que el costo de la violencia en 2020 se calculó en casi 15 billones de dólares, suma suficiente para superar el hambre en gran parte de África. El intento por dejar en el pasado las trágicas consecuencias de las guerras del siglo XX, no ha sido suficiente. No pareciera verse una luz al final del túnel, si sumado a eso, más del 60% de los países perdieron terreno en materia de los derechos básicos de su población.
La corrupción y la falta de confianza en los gobiernos crece de manera desproporcionada. Un estudio de U.S. News señala que 131 países no han logrado progresos en la lucha contra la corrupción, entre ellos Colombia, que junto a Brasil y México son considerados los países con mayores niveles de corrupción de la región. Este flagelo pareciera incontrolable y está visto que las leyes anticorrupción no son suficientes para superar este mal. Según cálculos de la Contraloría General de República, cerca de 50 billones de pesos se pierden por cuenta de la corrupción en nuestro país. Tamaña responsabilidad para el gobierno que inicia.
En relación con la democracia, el deterioro mundial es evidente, de 195 países evaluados en un reciente informe de Freedom House, solo 85 se calificaron como libres, los restantes se encuentran en la categoría de no libres o parcialmente libres. Los gobiernos se vuelven más autoritarios y algunos sistemas democráticos proponen cambios para eternizarse en el poder, destruyendo a la oposición y controlando todos los poderes públicos. Los golpes de Estado, gobiernos autoritarios y conflictos políticos van en aumento. Los latinoamericanos desconfían de sus lideres, se sienten coartados en su libertad de expresión y casi la mitad descarta que la democracia sea el régimen político ideal.
Es muy preocupante el panorama mundial. “La globalización, tal como la conocemos, ha fracasado¨, señalaba hace unos años el Foro Económico Mundial. Y eso que para la fecha ni siquiera nos imaginábamos una pandemia como la evidenciada en 2020. Urgen cambios importantes en la política de los países desarrollados, pero, además, en la actitud de los líderes mundiales.
La pobreza gobierna gran parte de la población mundial, partiendo de que casi la mitad vive con menos de 5.50 dólares diarios, lo que significa que hay serias dificultades para satisfacer las necesidades básicas. Mientras no se asegure unos mínimos fundamentales para la vida digna de la población, no habrá sistema político óptimo, se acentuará la violencia y un futuro incierto tendrá la humanidad.