Confianza, 0%
En época electoral, con su influencia y la tendencia del elector a apoyar a los que puntean en los sondeos, las encuestas se convierten en un factor determinante en la decisión de voto; y aunque esta situación no es exclusiva de Colombia, la falta de formación política de los votantes y la inexistente disciplina partidista hacen que muchos electores sean más volubles y, por qué no, manipulables.
Pero la influencia de las encuestas sería casi nula sin divulgación, y es ahí donde entra a jugar un papel preponderante la prensa, ya que de la forma como presente los resultados de cada firma, depende que el público se anime a votar por determinado personaje, o lleve a algún candidato a desistir de sus intenciones de hacerse elegir.
Esta semana se presentó un caso muy diciente con El Tiempo, periódico que pecó por punta y punta, gracias a su forma tan particular de informar. El domingo titularon casi a todo lo ancho de la primera página: “Peñalosa, 20,9%; Petro, 16,4%” y en un subtítulo subrayaban que según la firma Datexco (contratada por ese periódico) el ex alcalde llevaba una ventaja de 4,5 puntos. El problema es que esa encuesta ya era vieja, porque 36 horas antes se había sellado la alianza Mockus–Parody, que cambió por completo el panorama electoral en la capital y le quitaba validez a cualquier estudio que incluyera a Antanas como candidato. Así y todo, El Tiempo la publicó como si nada, con una aclaración en página interior, que decía: “el sondeo no recoge efectos de la alianza Parody-Mockus”. Un medio serio no puede hacer una cosa de esas, porque sería igual que si en el supermercado le venden a uno un tarro de carne vieja, con una advertencia en el fondo de la lata que dijera: “esta carne no es fresca; consúmase bajo su propio riesgo”.
Sin embargo, ahí no paró la cosa. Dos días más tarde, el mismo periódico publicó el resultado de otra encuesta (esta vez del Centro Nacional de Consultoría; contratada por el noticiero CM& y con el efecto Mockus-Parody incluido) en la que aparecía Petro con una ventaja de 9 puntos sobre Peñalosa. En este caso, sin embargo, pese a la abismal diferencia, la nota apareció a una columna, en la página 12. Uno de los redactores de la sección política del diario explicaba por Twitter que no se le podía dar igual despliegue a una encuesta propia que a una de otro medio, cosa que no me convence en absoluto.
Independientemente de quién contrate una encuesta, un índice de 9 puntos de diferencia, a favor de quien sea, es una noticia muy importante como para relegarla a un rincón perdido del periódico. A menos, claro, que haya un interés particular en beneficiar a determinado candidato.