“A emanciparnos de los corruptos en las urnas”
Se juntaron las elecciones de Congreso, consultas populares y el Día de la Mujer. Esa conmemoración que para países como Colombia es tomada como una pendejada, pero que a nivel internacional tiene una relevancia de primer nivel, toda vez que por desgracia la discriminación, subvaloración y maltrato en muchas culturas y sociedades hacia las mujeres continúa.
Acá en Colombia hay quienes piensan que no, que a las niñas desde que nacen no se les trata como un objeto de posesión y que gracias a eso no las violan desde recién nacidas. Sí, eso solo pasa por allá en el África en donde con una navaja les arrancan el clítoris para que no sean impuras al sentir placer. Esas costumbres violentas no pasan en Colombia, ni más faltaba.
Y además se cree que si a las niñas no las violentan en sus infancias mucho menos pasa con las adolescentes o las mujeres adultas. Los casos aberrantes de feminicidio son noticias lejanas de la guerra en Siria y de la cultura musulmana.
Acá en Colombia todavía algunos se tapan los oídos y cierran los ojos para, como en la canción de Shakira, hacerse los brutos, ciegos y sordomudos.
La conmemoración del Día de la Mujer consiste en resaltar la importancia vital para la sociedad de alcanzar la equidad entre las mujeres y los hombres. El respeto hacia la humanidad del otro debe ser una conquista obligatoria de este siglo XXI, y eso implica que en cada ser humano exista la conciencia de que nadie es dueño de nadie y que es desde la infancia donde se siembra la capacidad de empatía y la habilidad de vivir en armonía con los otros. Por desgracia, muchas mujeres y hombres siguen usando en Colombia los golpes como método de educación sin que haya diferencia de comportamiento en el estrato socioeconómico. Pellizcar, empujar, cachetear, pegar o azotar a un menor indefenso es una muestra de violencia y ayuda a postergar en el menor la idea de que a los golpes se consigue que el otro haga lo que yo quiero. Golpear a un niño o niña es enseñarle desde pequeño que otro tiene derecho a violentarlo y poseerlo. El día que eso cambie, es decir, que como sociedad demostremos que hay más respeto por los niños y menos violencia al interior de las familias, y que esto sea demostrable con una disminución notoria del número de denuncias de maltrato infantil, feminicidio y violaciones, entonces estaremos listos para que haya mejores gobernantes. Si una sociedad que educa con respeto a sus pequeños ciudadanos, es una sociedad que va a garantizar que esos chiquitos cuando crezcan garanticen ese derecho a las siguientes generaciones. Mientras eso no ocurra, los más aturbones, violentos y ladrones, seguirán gobernando.
Vote bien este domingo. Infórmese, busque en Google el nombre de su candidato, y si tiene alguna investigación o acusación, póngale la firma, ese no sirve. No importa si el voto es de derecha, de izquierda o de centro, vote bien, porque es en el Senado y en la Cámara de Representantes donde se producen los cambios para que haya leyes que protejan a nuestros niños y niñas. Nos merecemos buenos congresistas, gente que quiera a la gente, que sea empática y respete a los colombianos. Vote bien, no se deje comprar por un plato de comida, un contrato, o la promesa de un nombramiento. Emanciparnos de los corruptos es el acto de independencia que debemos dar como colombianos en este siglo. Y solo se consigue en las urnas.