El 9 de junio el país conoció la feliz noticia de la aparición de los menores Mucutuy, que llevaban 40 días perdidos en la selva del Guaviare. Entre noticia y noticia sobre las condiciones en que fueron encontrados los menores, se fue filtrando la pérdida de Wilson, un perro rescatista pastor belga malinois de seis años. La suerte de Wilson está echada, la operación para su búsqueda y rescate fue formalmente cerrada.
Wilson suscitó una solidaridad increíble, miles de internautas indagaban por su suerte, por las actividades que la Fuerza Pública estaba desplegando para recuperarlo, los niños rescatados lo dibujaron, caricaturistas y espontáneos inundaron las redes con mensajes de esperanza en sus imágenes. Hasta ahí todos vemos a Wilson como un perro cualquiera, que dedicaba su vida a salvar las de otros seres vivos, personas y animales, especialmente en tragedias naturales y, por supuesto, guiando a nuestros soldados en operaciones militares.
Pero Wilson no es un perro cualquiera, y aunque nos cause extrañeza, es un bien fiscal de la nación, administrado por el Ejército, significa que, a pesar de ser un ser sensible, hace parte del inventario de la unidad militar en la que se encuentra destacado, está asignado a un guía militar, así como tiene asignado su arma de dotación y su equipo militar, que debe garantizar su integridad física y mental, su cuidado médico veterinario, sus reentrenamientos, su alimentación, que entre otras está garantizada con la respectiva partida en el presupuesto. Son animales que por la misión que cumplen por protocolo deben tener un chip que permite la identificación general (nombre, raza, sexo, historia clínica, unidad miliar) y si el mismo tiene GPS le permite a la fuerza hacer seguimiento en tiempo real de su ubicación a través del sistema de posicionamiento global.
¿Qué sucedió? todo indica que Wilson no tenía incorporado el GPS correspondiente o si lo tenía no estaba activo, no de otra forma se explican las dificultades que han tenido las autoridades para explicar las razones por las cuales fue difícil encontrarlo. Con la orden de cesar su búsqueda las posibilidades de encontrarlo con vida se reducen significativamente, seguramente se perderá en la manigua dejándonos un gran legado por las vidas recuperada. “Drugia”, su madre, no volverá a ver a su hijo.
El 26 de junio el presidente de la República en compañía del Ministro de Defensa y la cúpula condecoraron a Drugia con las medallas “servicios distinguidos” y “fe en la causa” de las FF.MM., merecido por el gran aporte realizado por su hijo. Celebramos este acto de empatía, es la consecuencia de una sociedad que es capaz de reconocer el mérito multiespecie, una manera de valorar los esfuerzos realizados por individuos de otras especies en beneficio de la especie humana; Wilson nos recordó que somos una sociedad que ya no ignora a sus animales, que anhela su regreso, que en silencio espera el milagro. Que sean las investigaciones las que no indiquen las razones por las cuales la seguridad de Wilson estuvo desprovista de soporte tecnológico.
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