La COP16 "se terminó" este sábado en la ciudad colombiana de Cali tras más de diez horas de intrincadas negociaciones sobre la financiación de la hoja de ruta para salvar la naturaleza de aquí a 2030, según confirmó a la AFP la presidenta de la cumbre Susana Muhamad.
"Se terminó (...) el gobierno colombiano hizo una gran movilización, el pueblo de Colombia puso todo, hubo un muy buen ambiente pero al final depende de las partes y del proceso de negociación", aseguró Muhamad, de rostro cansado y ojos acuosos.
Más temprano, la también ministra de Ambiente de Colombia había suspendido la conferencia por falta de quorum y los pocos delegados aún en la sala esperaban instrucciones.
"Ahora tenemos que seguir adelante y trabajar con lo que tenemos", añadió.
Según el portavoz David Ainsworth, la COP16 solo fue "suspendida" y se reanudará en una fecha aún por definir.
"Incapaces"
La misión de la COP16, dos años después del acuerdo de Kunming-Montreal, era potenciar los tímidos esfuerzos del mundo por aplicar esta hoja de ruta diseñada para salvar el planeta y a los seres vivos de la deforestación, la sobreexplotación, el cambio climático y la contaminación, todos ellos causados por la actividad humana.
Pero luego de 12 días de negociaciones la presidencia no logró que los países ricos, emergentes y en desarrollo dieran su brazo a torcer en los dos puntos más tensos: cuáles serán las reglas para monitorear la aplicación de esta hoja de ruta y cómo lograr el objetivo de aumentar hasta 200.000 millones de dólares anuales el gasto mundial para ponerla en marcha.
Aunque algunos observadores consideran el resultado un fracaso, la presidenta aplaudió dos decisiones alcanzadas a lo largo de la noche en vela en Cali: la aprobación de un fondo sobre beneficios derivados de datos genéticos de la naturaleza y la creación de un cuerpo para dar voz a los indígenas.
"Los gobiernos presentaron en Cali planes para proteger la naturaleza, pero fueron incapaces de movilizar el dinero para hacerlo realmente", explicó An Lambrechts, jefe de la delegación de Greenpeace en la COP16.
Con el lema de "Paz con la naturaleza", Colombia celebró la cumbre de biodiversidad más concurrida de la historia, con 23.000 delegados inscritos y una "zona verde" festiva y abierta al público en el centro de la ciudad, que contrarrestó las discusiones a puerta cerrada. También mantuvo al margen una guerrilla que amenazó la realización de la conferencia.
Dos victorias
En el mayor de sus logros, los delegados celebraron la creación de un fondo para repartir los beneficios derivados de los datos de secuenciación genética (DSI) de animales y plantas con las comunidades de donde proceden.
Los datos se utilizan sobre todo en medicamentos y cosméticos y pueden generar ganancias de miles de millones a sus creadores.
Pero muy poco y en ocasiones ningún beneficio de esa información llega a las comunidades que descubrieron la utilidad de una especie en primer lugar.
Las empresas de cierto tamaño que utilicen el DSI deberán contribuir con el 0,1% de sus ingresos o el 1% de sus beneficios a un fondo llamado "Fondo de Cali".
Con el puño en alto y vestidos con atuendos tradicionales, los representantes de los pueblos originarios también festejaron la creación de un órgano permanente que reconoce su voz como guardianes de la naturaleza, en el seno de las negociaciones de la ONU sobre la biodiversidad.
"Este es un momento sin precedentes en la historia de los acuerdos multilaterales sobre medioambiente", declaró Camila Romero, representante indígena de Chile.
Reclamos y futuro
Los países en desarrollo, sobre todo de África, reclaman un nuevo fondo multilateral que sustituya al actual, pues lo consideran inadecuado e injusto.
Los países ricos, en particular la Unión Europea (en ausencia de Estados Unidos, que no es signatario de la convención), consideran contraproducente la multiplicación de fondos, pues fragmentan la ayuda sin aportar dinero nuevo, que a su juicio debería encontrarse en el sector privado y en los países emergentes.
Los países desarrollados se comprometieron a aumentar su ayuda anual a la conservación de la naturaleza de 15.000 millones de dólares a 30.000 millones en 2030.
En la COP17, cuya sede acaba de ganar Armenia frente a su enemigo histórico Azerbaiyán, los países deberán hacer balance de sus esfuerzos, ante los pocos avances en Cali.
El jefe de la ONU, Antonio Guterres, estuvo durante dos días en la cumbre con cinco jefes de Estado y decenas de ministros para dar un nuevo impulso a las conversaciones.
"El tiempo apremia. La supervivencia de la biodiversidad de nuestro planeta -y nuestra propia supervivencia- están en juego", dijo Guterres en un intento por "acelerar" la toma de decisiones.