La COP16 "se terminó" en la madrugada del sábado en Cali tras más de diez horas de negociaciones sobre la financiación de la hoja de ruta para salvar la naturaleza de aquí a 2030, según confirmó a la AFP la presidenta de la Cumbre, Susana Muhamad.
Y es que la meta de los 200.000 millones de dólares quedó en ‘veremos’ debido a que por la falta de quórum no pudo ser aprobado dicho monto que saldría de los países desarrollados. De esta manera, manteniéndose a voluntad de los países en 20.000 millones cada año y en ayudas en 2025 y 30.000 en 2030.
De hecho, varios sectores expresaron sus críticas, ya que a pesar de que hubo acuerdos en materia de reconocimiento a las comunidades indígenas, pueblos afro y raizales, y en la protección de áreas marinas en aguas internacionales, el macro objetivo principal era la financiación para la conservación del 30% de la biodiversidad y los ecosistemas del planeta a 2030.
Al respecto, la ministra de Ambiente y presidenta de la Conferencia, Susana Muhamad, manifestó que “se dejó de aprobar la estrategia financiera y los recursos, y tampoco se aprobó el marco de monitoreo. Eso deja algunos retos para la convención y toca empezar a subsanarlos. La discusión siempre fue muy polarizada”.
Llueven críticas
La organización Ecologistas en Acción, que hace parte de la Alianza por el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB), se mostró con gran decepción ante la falta del acuerdo esperado, ya que “en los acuerdos ha quedado totalmente diluida la reclamación de la ciencia y de las organizaciones sociales de que los flujos financieros privados (corporaciones, bancos y fondos de inversión) y públicos (subsidios e incentivos) que van a inversiones destructoras de la biodiversidad sean identificados y reducidos drásticamente mediante regulaciones internacionales”.
“En este contexto, los 30.000 millones de dólares anuales prometidos para políticas de conservación no llegan a ser ni “un diminuto David frente a Goliat”, declara Ecologistas en Acción, comparados con los 7.000.000 millones (o 7 billones) de dólares que cada año se invierten en destruir la naturaleza, según reconoce el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)”, agregaron.
Por su parte, An Lambrechts, jefa de la delegación de Greenpeace en la COP16, manifestó que los gobiernos en Cali presentaron planes “para proteger la naturaleza, pero no los fondos para llevarlos a cabo. La financiación para la biodiversidad sigue estancada ante la ausencia ensordecedora de promesas financieras creíbles de los gobiernos ricos y el lobby sin precedentes de las corporaciones”.
Sin embargo, de acuerdo con Lambrechts, las grandes farmacéuticas y el agro “no lograron bloquear un acuerdo significativo sobre la responsabilidad corporativa para financiar la protección de la naturaleza. Con la decisión sobre un fondo para la biodiversidad ya tomada, ahora se puede concentrar toda la atención en movilizar los recursos”.
“Cerrar la brecha financiera no es solo una obligación moral, sino una necesidad urgente para proteger a las personas y a la naturaleza. La COP16 ha marcado el rumbo, y la COP29 tiene su tarea pendiente. La única forma de avanzar es proteger los ecosistemas que sostienen nuestras vidas y construir un puente político entre la biodiversidad y la acción climática”, sostuvo.
Por su parte, Bernadette Fischler Hooper, directora de Incidencia Internacional de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza, en español)-Reino Unido, señaló que “la discordia entre los países donantes y los países en desarrollo poco antes de la suspensión de la reunión
lamentablemente no es sorprendente, pero sí decepcionante. Los países llevan años divididos y no han logrado encontrar una solución que funcione para todos. Sin embargo, esperar más para tomar la tan necesaria decisión sobre el fondo dedicado al CDB amenaza el cumplimiento de los objetivos de naturaleza para 2030”.
Además, a solo semanas de la COP29 en Bakú, WWF acoge el compromiso de las Partes de fortalecer la alineación de los NBSAP (planes nacionales) y las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), y un mejor seguimiento de las fuentes de financiación para evitar el doble conteo de los recursos de naturaleza y clima.