De espaldas al enorme espejo de la sala de ensayos, Julio Bocca observa atento la evolución de sus bailarines. Desde 2010 dirige el uruguayo Ballet Nacional del Sodre, que para sus 80 años estrenará una de las producciones más importantes de su historia: "Romeo y Julieta".

Los bailarines se esfuerzan; Bocca corrige, pide, sugiere. Su mirada va de un lado al otro. Y sin descanso, sus pies, que recorrieron los principales escenarios del mundo, marcan el compás.

Con 90 artistas en escena, "Romeo y Julieta", con coreografía del inglés Kenneth MacMillan, es producida íntegramente en Uruguay, donde se exhibirá entre el 10 y el 23 de diciembre.

En entrevista con la AFP, el afamado bailarín argentino de 48 años devenido en director poco después de radicarse en Uruguay, habla del estreno y del placer que le produce ver que el ballet se ha popularizado en el país y convertido en un arte "para todos".

- ¿Por qué Romeo y Julieta?

Es uno de los grandes clásicos del ballet. Yo esto ya lo tenía pensado apenas me incorporé como director del Ballet Nacional. (...) No podía ser a los comienzos porque la compañía tenía que tener experiencia, más información, ser una compañía más unida y más profesional.

Es un ballet con el cual me identifico mucho. (...) Me ha dado muchas gratificaciones, y sobre todo esta versión que es la de Kenneth MacMillan. Son muy pocas compañías en el mundo que tienen la posibilidad de tener esta coreografía.

- ¿Qué es lo que aporta de especial esta coreografía, por qué le seduce tanto?

Aporta crecimiento a esta compañía. (...) Es una obra muy teatral, donde todos tienen que crear su propio personaje. Creo que en este momento, es el momento justo; que la compañía lo puede hacer, para que en el trabajo diario que estamos haciendo siga creciendo interpretativamente. Es una coreografía muy difícil, sobre todo para los principales, para Julieta y Romeo. Es muy difícil técnicamente, aeróbicamente e interpretativamente. Es muy completa, te da posibilidades de poder interpretar, de mostrar tu técnica, y al mismo tiempo de poder respirar y crear un personaje.

- ¿Es su obra máxima en el Ballet Nacional?

Creo que va a ser una de las grandes producciones que va a tener el Ballet Nacional. Creo que sí. (...) Está bueno que se haya podido lograr en estos cinco años y este año cuando se cumplen los 80 años de la compañía.

Haber hecho todo lo que es escenografía y vestuario aquí nos sirve porque sabemos que cada dos o tres años alguien lo puede volver a montar. Al mismo tiempo eso va a servir a los bailarines para poder seguir creciendo.

Estamos en un proceso en el que la compañía puede hacer estos grandes compromisos artísticos que llevan estas grandes producciones.

- ¿Cuál es su balance de los cinco años que lleva dirigiendo el BNS?

Uno lo que hizo en estos cinco años fue renacer y volver a resurgir una compañía por la que han pasado muchos bailarines, y muchos no tuvieron la posibilidad de tener este auditorio (reinaugurado en 2009).

Tener el apoyo que tuvimos desde el comienzo y que seguimos teniendo desde el gobierno y desde empresas públicas y privadas y sobre todo del público, que desde el comienzo hasta ahora nos sigue apoyando muchísimo.

Se han conseguido muchas cosas y creo que nos falta mucho más trabajo a largo plazo. En este momento la compañía está en un muy bien nivel. Es una de las grandes compañías de la región, y si no la mejor en este momento en la forma de trabajar, en la disciplina constante de horarios de trabajo, en el número de funciones, unas 97 en Uruguay y el exterior. Es impresionante. 

Creo que hay una respuesta de la sociedad (uruguaya) que ve a la compañía como parte de sí. Se ha abierto muchísimo a que el ballet sea más popular y llegue a la gente. (...)

Creo que se da algo social muy lindo que es un poco por lo que uno siempre luchó: que el ballet es para todos, es un arte y todos tienen que tener por lo menos la posibilidad de verlo y decidir por sí mismos si les interesa, les gusta o no.

- En Uruguay usted logró imponer el ballet en la cartelera cultural...

Se genera algo muy lindo dentro de la sociedad. (El ballet) está dentro de lo cotidiano de la gente. Es algo más que simplemente un espectáculo exclusivo de ballet. Es un espectáculo de arte. (El público) tiene esa elección y lo toma de esa forma. Por lo menos es lo que yo siento.