Cuando servir la comida se convierte en una obra de arte | El Nuevo Siglo
Está comprobado científicamente que la vista es un potente estimulante del apetito. / Fotos Nestlé
Viernes, 17 de Mayo de 2024
Redacción Cultura

“Comemos con los ojos” es un dicho muy cierto y más hoy en día, cuando se ha puesto de moda la “colorimetría” en la gastronomía.

Antes de probar un plato, la gente lo observa, lo evalúa y lo huele. Un emplatado cuidadoso y estético puede despertar el apetito y aumentar la expectativa del comensal. Por otro lado, uno descuidado puede disminuir el interés por la comida, incluso si su sabor es delicioso, según expertos.

Sin duda, una buena presentación en la mesa da un equilibrio visual entre los diferentes elementos del plato. Colores, texturas y formas deben combinarse armoniosamente para crear una apuesta atractiva. Un plato desorganizado puede hacer que los comensales se sientan abrumados y dificultar la apreciación de cada ingrediente.

Placer estético

Servir la comida se ha convertido en todo un arte, pues es la manera de que el chef muestra su creatividad y habilidades artísticas. Un plato hermosamente emplatado puede proporcionar un placer estético adicional que enriquece la experiencia culinaria.

Un emplatado creativo y bien pensado puede resaltar ciertos sabores y mejorar la experiencia de degustación. La disposición estratégica de los ingredientes puede llevar a que cada bocado sea una mezcla perfecta de sabores y texturas.

Cuando se presenta la comida en una en un plato o en cualquier otro material, no sólo se requiere de sentido estético, sino de un conocimiento profundo de los sabores; de sus combinaciones; de las texturas, los aromas y los colores de los alimentos a servir. Todo juega un papel esencial a la hora de componer un plato.

El protagonista principal

Generalmente el foco es la proteína animal (pollo, carne, pescado), que debe tener cortes precisos para aportar elegancia. Si es un plato vegetariano, destacarán los cereales y las legumbres, que se sirven de inmediato porque son más delicadas y se requiere que se consuman frescas.

En ese sentido, los demás elementos no deben opacar al principal, por ende, hay que ser moderados con las cantidades de los complementos. En lo que se refiere a postres, estos pueden tener varios focos, por lo que todo dependerá de un emplatado creativo en el que podamos jugar con las texturas, sabores y colores.

Los tres aspectos anteriores son esenciales, donde el juego de contrastes hace atractivo y apetitoso a un plato en mayor o menor medida. Por ejemplo, si el comensal ve comidas monocromáticas emplatadas, a nivel visual le va a parecer que sólo hay un tipo de preparación.

Explorar texturas

Mezclar diferentes texturas en el mismo plato sorprenderá al comensal, se puede jugar con elementos crudos y cocinados o crujientes sobre la comida más blanda y así darles nueva forma a los ingredientes tradicionales, son ayudas prácticas que aportan creatividad y sabor a la comida

Es bien sabido que cada ingrediente tiene distintas formas y tamaños, se puede jugar con eso y explorar las opciones, si la comida es muy blanda o líquida es aconsejable trabajar con las sombras, colores, texturas y perspectiva para crear un efecto 3D.

El plato ideal

Es común ver platos de color negro o blanco para poder resaltar los colores de la comida, también se encuentras vajillas con formas, texturas y alturas diferentes, aunque no es muy común existen platos de colores que en ocasiones complementan la comida.

Una comida emplatada en una vajilla blanca hace que resalte el blanco, pues estos espacios vacíos ayudan atraer más la atención de la comida, pues la persona se puede enfocar más fácil en lo verdaderamente importante.

Se recomiendan contrastar los colores de los platos con los alimentos.

Creatividad de la salsa

La salsa puede ser una de las formas de darle color a la comida; sin embargo, no hay que olvidar que es un complemento de la comida, por eso debe ser usado en moderación, esta técnica se puede aplicar con brochas, pinceles y mangas pasteleras. Aunque si están comenzando y no saben cómo usar la salsa, también se puede poner en un recipiente junto al plato para que el cliente la sirva.

Decoración comestible

Si se quiere añadir decoración extra al plato hay que mirar que sean productos comestibles y combinen bien con la receta, como hierbas, nueces, brotes y hasta flores, cabe aclarar que estos ingredientes deben ser usados al final de emplatar la comida.

Recipientes adecuados

Se deben tener en cuenta muchos aspectos a la hora de elegir la vajilla, por ejemplo, el estilo. Los recipientes de porcelana son excelentes y darán un toque elegante. Si es informal se elige una cerámica que dan un estilo más rústico. Sin embargo, hay otras opciones, como metal, azulejos, madera y pizarra que son válidos para usar mientras sean acordes con el concepto del plato.

Tamaño

Depende del estilo culinario o de la ocasión. Se usan platos grandes para ambientes familiares o de alta cocina. En este último son importantes para crear todo el montaje y la composición. También se requiere que haya un espacio considerable entre la comida y el borde del recipiente a fin de generar el contraste, hacer resaltar las preparaciones y que estas se lleven toda la atención de los comensales.

Color

Armonizar los colores es uno de los puntos más importantes a la hora de emplatar, a veces algunas comidas son de tonos limitados, pero no es excusa para no presentar el plato de forma llamativa. La unión de colores complementarios o tríadas de colores es utilizada para darle un equilibrio al plato.

Este aspecto influye enormemente en la manera como se percibe la comida. Incluso afecta el apetito, haciendo que aumente o disminuya dependiendo del contraste. Por eso, a la hora de elegir la vajilla se debe considerar lo siguiente de cada color:

Blanco: el preferido por los chefs, pues permite que los colores vibrantes de la comida resalten visualmente. Así mismo, las preparaciones se ven más apetitosas si los tonos son fuertes, por lo que son ideales para realzar alimentos dulces.

Negro: sucede todo lo contrario que con el ítem anterior, pues son ideales para servir comidas de color blanco, con tonos muy claros y brillantes. También hacen resaltar las preparaciones de sabor salado.

Marrón o tonos tierra: este y los siguientes dos ítems emulan colores de la naturaleza y hay que saberlos contrastar. Por ejemplo, alimentos beige, como pastas o pollo, combinan muy bien con este tipo de platos.

Amarillos o tostados: aquí quedan perfectos los alimentos verdes.

Azul: contrasta muy bien con comidas de color amarillo o naranja.

 

Lo más recomendable es:

-Dar texturas diferentes a cada plato (sólida, suave, cremosa, crocante, espumoso, etc.).

-Evitar especias o sabores que persistan mucho tiempo en la boca.

-Generar armonía de colores.

-No repetir métodos de cocción (frituras, salteados, etc.) ni ingredientes.

-Evitar repetir texturas o ingredientes (masa en entrada y postre).

-Respetar el balance nutricional.

-Fomentar el uso de frutas y verduras de la estación.

-Los sabores ácidos combina perfectamente con los grasos.