El lavado de manos es una práctica que exige frotarlas con agua y jabón. Esta es una de las acciones más efectivas y económicas para prevenir las enfermedades infecciosas en la comunidad con el propósito de disminuir los microorganismos y el riesgo de contaminación entre los pacientes y/o personal de salud, según lo descrito por la Organización Mundial de la Salud.
El Ministerio de Salud y Protección Social menciona que el lavado de manos disminuye la posibilidad de presentación de enfermedad diarreica aguda, neumonía, enfermedades de la piel, enfermedades de los ojos y parasitismo intestinal, entre otras. De acuerdo con Claudia Marcela Ramírez Espinosa, docente categorizada del programa de Instrumentación Quirúrgica de Areandina, el Ministerio de Salud y Protección Social ha demostrado que un 10 % de los pacientes en países en desarrollo sufren alguna afectación por falta de higiene de manos.
“La Organización Mundial de la Salud encontró que una forma deficiente de lavarse las manos por parte del personal de salud en los hospitales provoca infecciones en siete de cada 100 pacientes en los países desarrollados y en 10 de cada 100 pacientes en las naciones en vías de desarrollo”, explica la experta.
La higiene
Para la académica Ramírez Espinosa, existen diferentes técnicas, como el lavado de manos social, el cual hace parte de la cotidianidad y de la higiene personal. “Este tipo de lavado es un frote de manos enjabonadas, seguido de un chorro de agua por un tiempo de 20 a 30 segundos. También está el lavado de manos clínico, que se define como un frote de manos con una solución antiséptica durante un minuto y tiene como finalidad remover la suciedad de las manos y los microorganismos presentes en ellas para así evitar enfermedades cruzadas entre los pacientes”.
Y agrega: “también está el lavado de manos quirúrgico, el cual se realiza antes de ingresar a un procedimiento quirúrgico y consiste en un frote de manos con jabón antiséptico que va desde los codos, pasando por el antebrazo, luego las muñecas y finalizando en las manos. Este proceso de lavado dura entre cinco y ocho minutos, dependiendo de la especialidad quirúrgica, ya que la finalidad es reducir la carga microbiana de las manos y así evitar las infecciones asociadas a la atención en salud”.
Adicional a estos procesos de lavado en el ámbito hospitalario, la profesora Ramírez recuerda que la OMS establece cinco momentos importantes para el correcto lavado de manos:
· Antes del contacto con el paciente.
· Antes de realizar una tarea aséptica.
· Después del riesgo a exposición a líquidos corporales.
· Después de tocar al paciente.
· Después del contacto con el entorno del paciente.
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No lavarse las manos puede ser letal
De acuerdo con los resultados de la investigación “Monitoreo de la efectividad del lavado de manos quirúrgico en trabajadores de la salud de un quirófano de cuarto nivel mediante ensayos de bioluminiscencia”, publicada en la revista "Ingeniería Solidaria" en el 2022 y realizada por las docentes categorizadas de Areandina Claudia Marcela Ramírez Espinosa e Íngrid Carolina Guayán Ardila, los docentes investigadores Juan Jairo Vaca González y Julieth Yadira Serrano Riaño, y la instrumentadora quirúrgica Diana Paola Torres Gil. Es un estudio relacionado con el lavado de manos quirúrgico en personal de salas de cirugía de una institución hospitalaria de cuarto nivel de Bogotá, donde se utilizó la técnica de bioluminiscencia para determinar la carga microbiana mediante niveles de ATP (adenosín trifosfato) en las manos del personal quirúrgico y se evidenció que el lavado de manos quirúrgico utilizando clorhexidina (jabón quirúrgico) redujo efectivamente los niveles de ATP.
La docente Ramírez afirma que esta técnica de lavado de manos favorece una reducción significativa en bacterias, específicamente en Enterobacterias y E. coli. "Se pudo observar que los tiempos y momentos de este lavado son determinantes para reducir los niveles de ATP, concluyendo que son necesarios más de dos momentos durante tres minutos o más para reducir la contaminación de las manos. Tras los análisis realizados no se puede concluir que los trabajadores de la salud puedan ser exclusivamente transmisores de bacterias a nivel hospitalario, concretamente en quirófanos”, finaliza Ramírez.