Tanto hombres como mujeres tienden a perder cantidad y grosor de cabello con la edad. Esta calvicie no es causada por ninguna enfermedad, simplemente está relacionada con el envejecimiento, la genética y cambios en la hormona testosterona.

Aunque el padecimiento de la alopecia, mejor conocido como calvicie común, afecta tanto a mujeres como a hombres, son los varones quienes lo padecen en mayor porcentaje, apuntan expertos.

Después de los 50 años, cerca del 50% de los hombres presentarán problemas de calvicie; llegados los 70 años, el porcentaje aumenta al 80%; mientras que, en el caso de las mujeres, se trata de un padecimiento que afecta a tan solo el 10%, precisó el dermatólogo Martín Izabal.

De acuerdo con el especialista, la herencia genética, la sensibilidad al estímulo de la testosterona y la alimentación, son los principales factores que influyen en el desarrollo de la calvicie. Algunas personas prefieren dejar que la calvicie siga su curso sin tratarla ni intentar ocultarla. Otras pueden taparla con peinados, maquillaje, sombreros o bufandas. Y otros acudir a tratamientos médicos para prevenir una mayor pérdida de cabello o restaurar el crecimiento.

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Sin embargo, según MAN Medical Institute, antes de iniciar un procedimiento para la pérdida del cabello se recomienda probar otros métodos como, por ejemplo, una dieta saludable, con una buena ingesta de frutas, pescados y proteínas, como los que se mencionan a continuación, que aportan vitaminas y detienen la caída capilar.

– Avellanas: su alto contenido en biotina, concretamente 76 microgramos por 100 gramos, las convierte en grandes aliadas para promover el crecimiento capilar. La biotina, también llamada vitamina H o B8, favorece el crecimiento de los tejidos de rápida reproducción, como es el cabello.

– Salmón: es rico en ácidos grasos esenciales, componentes fundamentales para el buen funcionamiento del organismo, pero que el cuerpo no es capaz de producir. Alrededor del 3% del cabello se compone de ácidos grasos, de ahí su importancia. Promueven el crecimiento, mantienen la hidratación del pelo y del cuero cabelludo y proporcionan brillo.

– Kiwi: es uno de los alimentos con más vitamina C, fundamental en la salud capilar puesto que es clave en la producción de colágeno, uno de los componentes del cabello.

– Lentejas: son una fuente importante de hierro que, combinado con vitamina C, ayuda a aumentar el metabolismo, circulación y oxigenación de las células, lo cual es fundamental para un desarrollo sano del folículo piloso. La falta de hierro suele ser una de las causas de que el cabello esté frágil y debilitado.

Consejos prácticos

-Evitar el agua caliente: las duchas con altas temperaturas pueden causar daños en el cuero cabelludo al despojarlo de los aceites esenciales que ayudan a protegerlo, causando sequedad e inflamación.

-No al aire caliente: el calor debilita las proteínas del cabello. Calentarlo y secarlo constantemente puede provocar fragilidad y causar su caída.

-Masajes en el cuero cabelludo: algunos estudios, como el realizado por el departamento de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Estética, de la Nippon Medical School de Tokio, han sugerido que el masaje del cuero cabelludo tiene el potencial de aumentar la densidad del pelo al mejorar la circulación sanguínea y los folículos pilosos, así como también incrementar la actividad de los genes que promueven el crecimiento del cabello. Un beneficio adicional es que el masaje ayuda a reducir los niveles de estrés, otro factor relacionado para evitar la pérdida de cabello.

-Mantener una buena higiene: tener el cuero cabelludo limpio es vital para retrasar la caída. Se considera que la falta de higiene produce seborrea, y esta promueve la calvicie.

- Cortarlo con regularidad: con el fin de mantener los capilares abiertos se debe cortar el pelo regularmente. Esto permitirá sanearlo y darle paso a nuevas hebras capilares.

-Uso de fármacos: existe controversia respecto a este punto; sin embargo, hay que tener en cuenta que no todos los productos funcionan igual en todas las personas. Si se decide consumir algún medicamento —o aplicarlo en la piel— este debe ser recetado por un especialista.