Errores más comunes a la hora de hacer una entrevista de trabajo | El Nuevo Siglo
Se recomienda investigar a la empresa en la que se quiera trabajar antes del encuentro con los gerentes.
Cortesía Up-Spain
Lunes, 29 de Agosto de 2022
Redacción Cultura

Los nervios o las fallas de protocolo son algunos de los errores más frecuentes a la hora de afrontar una entrevista de trabajo. La necesidad de encontrar empleo hace que en muchos casos se cometan errores graves en los encuentros personales que provocan el rechazo inmediato de ese candidato.

Lo cierto es que salir bien de una entrevista laboral es un arte que pocos manejan a la perfección. La mayoría de la gente se pone muy nerviosa cuando va a realizar una entrevista en la que una o varias personas van a decidir si el perfil está o no apto para el puesto deseado, porque puede ocurrir que se juzgue a tan solo unos minutos de conversación.

Considera que cómo se desenvuelve el aspirante durante la entrevista puede significar la diferencia entre conseguir el empleo y no tener éxito, a continuación se mencionan los errores más comunes para que se eviten a toda costa.

Nervios

El hecho de afrontar un encuentro cara a cara en el que uno se juega tanto siempre causa cierto nerviosismo en el candidato. El problema viene cuando estos nervios se descontrolan y causan una imagen de incapacidad ante el entrevistador.

Protocolo

Antes de acudir a la entrevista es recomendable conocer el tipo de empresa a la que se está solicitando el empleo. Y es que no hay nada peor que acudir a una oficina donde el código de vestimenta (y la filosofía en general) es distendida con un traje de tres piezas, o a la inversa.

Preparación insuficiente

Conocer todos los detalles y la historia de la empresa a la que se acude es fundamental para estar preparado a las preguntas que le puedan formular en la entrevista. También es recomendable informarse sobre las responsabilidad concretas del puesto.

Perfil inadecuado

A veces la desesperación por lograr un empleo hace que se acepten entrevistas para puestos que no son los adecuados para el perfil de la persona, bien por exceso (gente que aplica a cargos por debajo de su formación) o bien por defecto (aquellos que aspiran a puestos a los que no puede llegar por edad o experiencia).



Respuestas ambiguas

No hay nada que altere más a un entrevistador que el hecho de que un candidato se muestre ambiguo cuando se le pregunta sobre su experiencia pasada, lagunas temporales en su currículo o las razones por las que abandonó su antiguo empleo.

No controlar el lenguaje corporal. Se pueden tener muy estudiadas las respuestas, pero si no se controla el lenguaje corporal, este hablará de más. La manera de sentarse, de mover las manos, de poner las piernas. Todo habla y le estará diciendo al interlocutor si se está cómodo, si es una persona con seguridad, receptiva o ansiosa y cerrada. Es recomendable tomar el tiempo en estudiar el lenguaje corporal en situaciones de estrés para controlar todos aquellos gestos que envíen las señales que no se quieran enviar.

Hablar demasiado. Las personas menos expertas en el arte de las entrevistas laborales creen que necesitan hablar mucho para demostrar al entrevistador lo competentes que son. Hablar demasiado, normalmente, va a jugar en contra porque el entrevistador estará más pendiente del nerviosismo y ansiedad. De allí que sea fundamental aprender cuándo se deben hacer pausas y cuándo la respuesta es lo suficientemente clara.

 Otros aspectos que pueden influir en una entrevista de trabajo:

  • Llegar tarde a la entrevista, ya que se ofrece una imagen pésima y eso puede costar el puesto al que se aspira. Se debe salir con tiempo para llegar unos minutos antes de la cita, y prever cualquier imprevisto de tráfico.
  • Hablar mal de antiguos jefes o compañeros. Si se hace, aunque se tenga razón, la imagen que se transmite es de desconfianza.
  • No hay que mostrar pesimismo, lo que tiene que ver con la energía y entusiasmo que se tenga. A nadie le gusta escuchar lamentos de alguien que no conoce.
  • Las interrupciones. Apagar el móvil o silenciarlo para no provocar ninguna interrupción, pues ofrecerá imagen de desinterés.
  • No responder fluido. Las respuestas deben ser concretas, directas y con las ideas claras. Sobre todo al contestar solo lo que se pregunta y no tratar de confundir al entrevistador.
  • No preguntar por el salario en el comienzo de la entrevista. Tratar de no mencionarlo hasta el final, o bien para una segunda fase. Las preguntas que se deben realizar son acerca de la empresa, de su organización o sobre cómo continuará el proceso de selección.
  • No quedarse callado cuando pregunten sobre los puntos fuertes o débiles, puesto que con eso se da la impresión de no conocerse a sí mismo.
  • No tratar de fingir o engañar al entrevistador. Es mejor mostrarse natural y seguro, sin parecer ingenuo ni prepotente. Si se resulta elegido y se ha mentido en la entrevista, peligrará el puesto de trabajo.