Escritores africanos coparon este año tres grandes premios internacionales: el Premio Nobel, el Booker Prize en el Reino Unido y el Goncourt en Francia.
“Asistimos a un renacimiento de la atención del mundo literario respecto a África”, declaró a la AFP Xavier Garnier, profesor de Literatura Africana francófona y suajili en la universidad Sorbonne Nouvelle. Lo calificó como un fenómeno “singular”.
Históricamente, los escritores africanos han estado subrepresentados en el palmarés internacional.
Pero este año el senegalés Mohamed Mbougar Sarr se erigió, a sus 31 años, en el primer escritor de África subsahariana en obtener el Premio Goncourt, el Graal de las letras francesas, por su novela “La plus secrète mémoire des hommes”, en español “La más secreta memoria de los hombres”.
Y ese mismo día, el sudafricano Damon Galgut obtuvo el Booker Prize, la máxima recompensa para las novelas escritas en inglés. La coronación llegó con el Nobel atribuido al tanzano Abdulrazak Gurnah.
Mohamed Mbougar Sarr
Un joven escritor senegalés, de 31 años, desconocido para el gran público y gran admirador del chileno Roberto Bolaño, se convierte así en el primer escritor del África subsahariana que recibe este galardón, el más preciado de los premios literarios franceses.
El presidente de la Academia Goncourt, Didier Decoin, elogió la novela de Mohamed Mbougar Sarr y la calificó de “himno de la literatura”.
El autor senegalés es un ferviente admirador del escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003), autor de “Los detectives salvajes” y que ha sido una “influencia mayor” en su novela premiada.
“Bolaño tuvo una influencia mayor, capital, para la escritura de este texto. Me permitió mezclar los géneros, jugar con ellos, siguiendo el principio lúdico de hibridación y fragmentación de la linealidad”, afirma en declaraciones recogidas por el portal Jeune Afrique.
Damon Galgut
El autor ganó el Booker Prize por su libro “The Promise” que abarca desde el final del apartheid hasta la presidencia de Jacob Zuma. Recorre la decadencia de una familia blanca de Pretoria a medida que el país emerge a la democracia.
Los seis libros seleccionados para la final fueron elegidos por los cinco miembros del jurado entre 158 novelas publicadas en el Reino Unido o Irlanda entre el 1 de octubre de 2020 y el 30 de septiembre de 2021.
El año pasado, el premio recayó en el escocés Douglas Stuart por su primera novela "Shuggie Bain".
Creado en 1969, el Booker Prize se concede anualmente al autor de la "mejor novela escrita en inglés".
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Abdulrazak Gurnah
El tanzano alcanzó el máximo galardón de literatura por sus textos sobre la época colonial y poscolonial en África Oriental y el destino difícil de los migrantes.
Gurnah, de 72 años, que creció en la isla de Zanzíbar pero llegó a Inglaterra como refugiado a finales de la década de 1960, fue galardonado por su escritura "empática y sin compromisos de los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados atrapados entre culturas y continentes".
Es el primer autor africano que recibe el galardón literario más prestigioso del mundo desde 2003, y el quinto del continente en total.
Pero la lista no se acaba ahí: el Booker Prize International coronó al francosenegalés David Diop, el prestigioso Premio Neustadt (Estados Unidos) fue otorgado al senegalés Boubacar Boris Diop y el Premio Camoes (que recompensa a un autor de lengua portuguesa) a la mozambiqueña Paulina Chiziane.
Galardones que llegan tras el “renacimiento de la literatura africana en los últimos diez años”, explicó a la AFP Boniface Mongo-Mboussa, doctor en Literatura Comparada.
Ecología y afrofuturismo
La literatura africana es dominada de manera creciente por “escritores profesionales”, lo que “no ocurría con nuestros predecesores”, indica este experto.
Y otro fenómeno coincidente: “la entrada en escena de las mujeres”, como Tsitsi Dangarembga (Zimbabue), Paulina Chiziane (Mozambique) o la ya galardonada en varias ocasiones Chimamanda Ngozi Adichi (Nigeria).
Los temas también han cambiado, explicó Mongo-Mboussa, escritor y crítico literario.
Mohamed Mbougar Sarr, premiado con el Goncourt, “eligió hablar de literatura” en su novela, lo que supone “tomar distancia” con los temas más habituales de las novelas africanas “que hablan por ejemplo de la violencia, la guerra, los niños soldados”.
El feminismo, la homosexualidad, la ecología, el afrofuturismo (corriente de la ciencia ficción) también aparecen en la producción literaria del continente.
“Nos estamos dando cuenta desde el continente africano de los grandes peligros (sociales, ecológicos, políticos) que nos amenazan”, estimó Xavier Garnier.
Los años 50 y 60 fueron “momentos de reconocimiento de la literatura africana”, como “fenómeno político y literario”, por ejemplo con Léopold Sédar Senghor, escritor, poeta y el primer presidente de Senegal, explicó.
Pero ahora el panorama ha cambiado, con la aparición de premios nacionales, nuevas editoriales y revistas literarias, añadió Claire Ducournau, socióloga especialista en el mundo literario de la universidad Paul-Valéry de Montpellier.
“Muchas cosas han ido cambiando en la última década”, declaró a la AFP la investigadora, que estudió el reconocimiento de los autores africanos francófonos a lo largo de varias décadas.
Suajili y wolof
Sin embargo, en el mundo francófono persiste la distinción entre literatura francófona y francesa, destaca Boniface Mongo-Mboussa.
Varios escritores africanos se han erigido con el premio Renaudot, otro gran premio literario francés. Y el novelista francocongoleño Alain Mabanckou dio clases en el prestigioso Collège de France.
Pero los escritores francófonos africanos siguen siendo percibidos como “productos del antiguo Imperio” y no realmente como actores en pie de igualdad, añade este doctor en letras.
La situación es diferente en el mundo africano anglófono, cuyos escritores están totalmente integrados en el mundo universitario estadounidense y británico.
Su obra se beneficia además de un mercado más dinámico y de la atención de la crítica.
De los cinco autores africanos laureados con el Nobel, cuatro son anglófonos, y el quinto es arabófono. Falta, sin embargo, el máximo reconocimiento a los que escriben en suajili, wolof u otras lenguas del continente africano.